EL GALLINERO

Puertas abiertas a la ilusión

Jesús Albarracín  |  23 de septiembre de 2019
Jesús Albarracín (GRJ)
Jesús Albarracín (GRJ)

"Somos un equipo y todos han hecho un trabajo enorme", rezaba Diego Martínez al concluir el Granada y el Barcelona. Esa misma filosofía es la que ha calado en un vestuario que sigue creciendo e instaurando una dinámica ganadora. Ningún aficionado se va ahora del Nuevo Los Cármenes con la cabeza baja, la moral hundida o sencillamente enfadado. Este Granada es así, un equipo, una máquina bien engrasada en la que ninguna de sus piezas necesita reparación que valga. El técnico Martínez sigue trabajando con la misma base que ya le llevó a la cima más alta de la Península. Todos se sienten protagonistas, se esfuerzan y batallan con la misma intensidad sin distinguir en esa casilla de titulares o suplentes. El mismo soporte físico y mental que recoge una grada entregada, una afición que ahora sí se siente representada y que se marcha de casa con la mejor de las sonrisas.Esto es Granada y estos son los valientes que vuelven de la expedición con la garantía de haber hecho un gran trabajo. 

 

El cuerpo técnico del Granada, fiel a esa filosofía, intenta evitar aquello de individualizar a la hora de hacer valoraciones de sus jugadores. Neva y Azeez fueron los dos jugadores a los que se refería Martínez por primera vez en un largo tiempo. Eran las grandes novedades del 'once' titular que saltó al césped. Pero me van a permitir que por primera vez en mucho tiempo no hile mi filosofía con la del auténtico líder Martínez. Me gustaría hacer mención a un jugador, a una de esas historias que hace que el fútbol también sea maravilloso. Muchos ya conocen mi debilidad por Antonio Puertas, no voy a esconder que es un jugador por el que siento un gran cariño y también una gran admiración. Somos honestos con ustedes porque lo merecen. Pero entiendan que la historia de este almeriense es aún más llamativa si atendemos con perspectiva a todo el recorrido que ya ha caminado. 

Antonio no es un jugador al que muchos esperaban ver al nivel que lo está haciendo. Es un chaval normal, una persona que apenas se plasma como la imagen que sí podría mantener otro tipo de futbolista. Era un niño cuando se calzó unas botas en Almería, por entonces menos espigado que ahora -naturalmente-. Disfrutaba jugando al fútbol y lo hacía siempre con los ojos clavados de unos padres que entendían que el deporte debía de ser un entretenimiento y no una imposición. Por entonces muchos soñaban con medirse a los mejores jugadores del mundo, pero Antonio tenía los pies en la tierra. Era suficientemente maduro a pesar de ser muy joven para analizar el fútbol desde otro punto de vista. Después llegó Granada y aquel filial que alineaba a jugadores de un nivel excepcional. La mayoría han avanzado a grandes categorías e incluso otros han firmado por clubes extranjeros. En ese vestuario Puertas ya era uno de los jugadores más queridos a pesar de ser tímido. 

Tuve la oportunidad de verle jugar cada semana con aquellos grandes compañeros. Y también podía escuchar a su entrenador, Joseba Aguado, repartir halagos para el almeriense cada semana. "Llegará a Primera", me dijo una vez. Y tras volver a Almería muchos vieron en el retorno del '10' a un granaíno más. Uno de esos futbolistas que habían calado en la ciudad en los años más importantes de la historia reciente del Granada. Era uno de los suyos, un granadinista de verdad. Pero no tuvo ni el apoyo ni la confianza del entrenador que le tocó. No tuvo el papel que quería y algunos aficionados perdieron la fe en su 'granaíno', en el que podría haber sido uno de los grandes emblemas del Granada en aquella temporada. Aunque dicen que en el fútbol todo está escrito, nada ha sido así nunca. Tampoco lo iba a ser en el caso de Puertas.

Antonio siguió en Granada, quería ser importante y quería triunfar en la que ya es también su ciudad. Con compromiso, profesionalidad y madurez, Puertas encontró al técnico que le daría todo lo que necesitaba. Diego Martínez le brindó confianza y le ayudó a ser el mismo jugador que volvería a enamorar a la grada. El mismo jugador que selló una de las mejores temporadas de su carrera con diez goles y que fue uno de los grandes pilares en aquella materia del ascenso. Ahora tenía el gran reto de jugar en Primera y Diego ha vuelto a apostar por él desde el principio, incluso cuando muchos pensaban que Machis estaría por delante en el primer duelo en Villarreal. Puertas volvió a ganarse el sitio en una historia que le ha juntado a Leo Messi sobre el terreno de juego. El gran ídolo de todos los niños de su edad que le veían cada semana por televisión. El mismo Messi que vio en Granada como aquel jugador espigado al que muchos no esperaban se llevó el reconocimiento de ser el mejor jugador del partido y de hacer historia, otra vez, con la camiseta de su corazón. Puertas abiertas a la ilusión, sin más. 

 

@JesAlbarracin

 
 
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