El Navalcarnero, un equipo en el recuerdo filipino
El conjunto madrileño apeó al Granada Atlético de su último Play Off en 2008, un hecho que supuso el principio del fin de una entidad que nació con el objetivo de derrocar al histórico
El Granada CF tendrá la oportunidad de alcanzar los cuartos de final de Copa del Rey por segunda temporada consecutiva en casa del CDA Navalcarnero. Un club madrileño de Segunda División B que, más allá de ser el equipo de las sorpresas en la presente edición del torneo del K.O., eliminando a Las Palmas y Eibar, poco más le podrá sonar a muchos seguidores granadinistas. Pero, habrá otro sector de la afición nazarí, aquel más `filipino´, que si guarden un bonito recuerdo de esta entidad y municipio del sur de la Comunidad de Madrid.
La historia del Navalcarnero con la ciudad de la Alhambra se remonta a finales de mayo de 2008. Con la amargura que dejó la fatídica tarde de Linares, donde el Granada se quedó a las puertas de disputar el Play Off de ascenso a Segunda, había otro cuadro en la capital que sí pelearía por subir de categoría. Se trataba del Granada Atlético, que acabó tercero en el grupo noveno de Tercera, y se disponía a afrontar su tercera liguilla tras haber caído anteriormente contra Arcos y Bezana. El sorteo deparó que tuviera que enfrentarse al conjunto navalcarnereño en la primera eliminatoria, mientras que en una hipotética final se mediría al vencedor del Granadilla tinerfeño y el Escobedo cántabro.
Aquel Granada Atlético dirigido por Miguel Novo no dudaba de que a la tercera iría la vencida. Se trataba de, prácticamente, la última oportunidad que tendría la entidad fundada en su momento con apoyo del Ayuntamiento y distintos empresarios para ser un referente de la provincia y derrocar al Granada “de toda la vida”. Un tercer palo de cara al ascenso suponía un nuevo año en Tercera, algo que se hacía ya insostenible en el plano institucional, viendo como el apoyo iba decreciendo con cada fiasco que se producía sobre las mismas fechas.
Bastaba con echar un vistazo a aquella plantilla para saber que el objetivo era claro. Paco Bacas, Igna, Jesús León, Rafita, Thierry, Rafa Payán o Sergio Cruz eran algunos de los nombres que vestían de rojiverde. Un plantel que era capaz de competir a muy bien nivel en una categoría superior, y con la experiencia suficiente como para confiar en que los fantasmas del pasado no reaparecieran. Tal era ese convencimiento que incluso en el seno atlético ya se hablaba de “cómo celebrar el ascenso en las Canarias”, palabras escuchadas por quién escribe este artículo. Obviamente, ese tipo de expresiones significaban que el duelo ante el Navalcarnero sería un trámite, el Granadilla superaría su eliminatoria contra el Escobedo, y las playas tinerfeñas esperaban con los brazos abiertos al conjunto granadino para festejar el tan ansiado logro.
La previa al choque de ida, que sería el 25 de mayo en el `Nuevo Los Cármenes´, se dispuso desde un ambiente festivo a modo de capea. La directiva del club, encabezada por García Arrabal, invitó a todos los escalones de las categorías inferiores, acompañados cada miembro de sus familiares, a un día campestre y alegre en la Finca `La Nava´ de Iznalloz. Allí, se repartieron entradas gratuitas a todos los presentes para el decisivo partido que el primer equipo tendría que afrontar al día siguiente, con el objetivo de darle color a la tribuna del coliseo del Zaidín, único sector del estadio que fue abierto.
Los asistentes al festín volvieron a reencontrarse 24 horas más tarde para presenciar la victoria por la mínima de los locales gracias a un solitario gol de Rubio en la primera parte. A pesar del corto resultado, no había ninguna duda de que la ronda final tenía ya un componente definido. Al fin y al cabo, al rival, un tal Navalcarnero, “no lo conocían ni en su pueblo”.
Una semana después, coincidiendo con la primera fecha de junio, la ilusión rojiverde se dirigía al citado municipio para vivir, in situ, la primera clasificación de su equipo a una final por el ascenso de su historia. Algo que no querían perderse todos aquellos padres de la juventud atlética que, por increíble que parezca, incluso tenían el poder para decidir, por encima de algunos entrenadores, quién jugaba y quién no en equipos de niños de nueve, diez u once años. Hoy se podrían denominar influencers. En aquel tiempo eran, simplemente, lo que se conoce de manera vulgar como “enchufados” (no todos, pero si mayor parte de desplazados), para quienes se fletó un autobús rumbo a tierras madrileñas.
El colofón final fue una sorpresa inesperada. En el `Mariano González´, el estadio que visitará el Granada (el que juega Europa League) el próximo jueves, Toni igualó la eliminatoria a la media hora. Un lapsus que, sin que unos ni otros pudieran declinar la balanza, desembocó en la tanda de penaltis. Quizás ese fue el momento en que la realidad empezó a bajar, poco a poco, los humos a varios. Una tanda fatídica en la que el bando desconocido anotó todos sus lanzamientos, mientras que, por parte de los visitantes, el bueno de Thierry falló el segundo penalti. Sí, el heroico `Naval´ lo había conseguido.
El resto ya es historia. Después de un lío tremendo que llegó hasta a la Guardia Civil con respecto a un supuesto intento de amaño por parte de un aficionado del Granada Atlético a un futbolista del Navalcarnero para que se dejase perder, llegó la fatídica campaña 2008/09. Un equipo completamente renovado, teniendo que recurrir a jugadores muy jóvenes con la intención de sostener al club por poco tiempo más y abandonando el `Nuevo Los Cármenes´ para terminar jugado en la Ciudad Deportiva de Armilla, no logró pasar del décimo puesto en Tercera. Y no se volvió a saber más de `los empresarios´.
Navalcarnero supuso el principio del fin del Granada Atlético. Un club que en su primer año enganchó a mucha gente, que contó con auténticos equipos y una cantera de talentos, pero cuyo fondo no tenía las mejores intenciones para ese histórico que llevaba sobreviviendo, en el momento de su fundación, casi 75 años. Los `filipinos´, además de su Granada, fueron también un día del Arcos, otro del Bezana, y un último del `Naval´. Que, por cierto, acabó celebrando el ascenso de 2008 en las Canarias.
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Los rojiblancos, que se adelantaron pronto en el marcador con un gol olímpico de Gumbau, realizaron un gran partido ante el Athletic Club
