El rojiblanco volvió a las gradas
La afición del Granada pudo disfrutar, un año y medio después, de su equipo. Unos 300 se desplazaron desde la capital nazarí hasta Málaga para ver el estreno en pretemporada
El primer test de pretemporada ayer del Granada de Robert Moreno ante el Bournemouth en la Ciudad Deportiva de la RFAF de Málaga dejó muchos detalles a destacar. El debut del técnico catalán al frente del banquillo rojiblanco o de Monchu en el verde, el retorno a un terreno de juego de Luis Milla, Soro marcando el primer gol del año, los minutos de los miembros del filial… Pero, sin duda alguna, el acontecimiento más importante que se produjo en un amistoso “diferente” fue la presencia de aficionados en la grada del recinto malacitano.
Por primera vez en un año y medio, la afición del Granada tuvo la oportunidad de vivir, otra vez, la sensación de apoyar a su equipo desde el estadio. No fue en el ‘Nuevo Los Cármenes’ ni en un estadio cinco estrellas del continente, pero eso no importó. Tampoco fue impedimento para que unos 300 seguidores se desplazaran desde la capital de la Alhambra hasta la Costa del Sol con el fin de apoyar a los de Robert Moreno. Teniendo en cuenta que el aforo máximo era de 400 espectadores, el graderío del estadio se tiñó de rojiblanco.
No era la primera vez desde el confinamiento que el Granada jugaba con público. Durante la pasada Copa del Rey tuvo que lidiar con hinchadas rivales en el barrio pamplonica de San Juan, en el ‘Reino de León’ frente a la Cultural Leonesa y en el feudo del Navalcarnero. Eso sí, la afición nazarí no tuvo posibilidad de asistir a dichos encuentros del torneo del K.O., ya que las entradas estuvieron sujetas a abonados locales.
En esta ocasión, existió esa restricción. Por ello, desde dos horas antes del choque ante el cuadro inglés los fieles rojiblancos ya se dejaron caer por los aledaños del complejo malagueño. Las entradas, a un precio popular de cinco euros, se entregaron en su mayoría a los llegados desde la ciudad vecina. Suponía un ticket cualquiera, de un amistoso sin mayor historia, pero con un valor sentimental extraordinario. Cada uno vino acompañado de la correspondiente sonrisa del aficionado o aficionada. "Ya había muchas ganas, sobre todo después de lo que se consiguió la pasada temporada" expresaban algunos seguidores a las puertas de las instalaciones.
El partido en sí no tuvo nada del otro mundo. Gustó, lógicamente, mucho más la segunda parte que la primera. Los detalles de Monchu, la organización de Milla o el desborde de Antoñín levantaron los aplausos y, los tantos de Soro y Suárez, los gritos de “gol”. Esa expresión monosilábica, procedente de la grada, no la escuchaban los futbolistas a su favor desde el pasado 5 de marzo de 2020. Ahora, la afición espera a cantarla en el ‘Nuevo Los Cármenes’, algo que está cada vez más cerca.
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El colegiado balear pitará por segunda vez, en la presente temporada, al Granada CF como visitante