QUE BONITO ES...

Fuerza y valor

Fabián Leyva  |  26 de noviembre de 2019
Fabian Leyva (GRJ)
Fabian Leyva (GRJ)

Coraje

Está claro. El partido del sábado ante el Atlético de Madrid no fue el más vistoso que se ha visto en el Nuevo Los Cármenes últimamente, pero el Granada CF ofreció una oda al himno nazarí digna de destacar. Es bien sabido por todos que el ‘Atleti’ del Cholo Simeone es un rival férreo atrás, que hace que juegues a juego y que difícilmente encaja goles en contra. Todo esto, cuando consigue ponerse por delante en el marcador, se eleva a su máxima expresión.

Equilibrio

 

La tarde del sábado empezó de manera atropellada para los locales. Los colchoneros salieron mejor sobre el césped y se hizo notorio desde el minuto uno. Las llegadas a portería de Rui Silva no acarreaban excesivo peligro pero eran constantes, como si el cero a uno fuese cuestión de tiempo. El Granada, inoperante ofensivamente hablando, vio cómo Diego Martínez –incesante en sus protestas hasta su expulsión- marcaba el rumbo a seguir para rascar algún punto: ir al barro. El duelo se volvió entonces bronco, exageradamente atropellado. Apenas se vieron jugadas trenzadas en la primera parte, siendo todas interrumpidas por faltas o, en su defecto, balones en largo que no acababan en ningún sitio.

Corazón

El Atlético, dueño y señor de este estilo, se sentía cómodo en la disputa, sabedor de que las ocasiones llegarían y confiado de que las ocasiones acabarían llegando. En una de estas, Héctor Herrera filtró un pase –no habitual en él- entre lateral y central y Lodi, con un sutil toque de puntera, batió a Rui Silva por debajo de las piernas.

No podía plantearse peor escenario para el Granada y su afición, que miraba atenta cómo el duelo se tornaba cada vez más del bando visitante. El Cholo, rey del ‘unocerismo’, prácticamente patentado por él mismo, tenía un partido duro de roer más de cara que nunca. Pero este Granada CF de Diego Martínez tiene algo especial: nunca deja de luchar. Tras mil y una disputas y una visible mejora en el juego después el gol encajado –también propiciado por el habitual paso atrás del Atlético tras anotar-, los nazaríes dispusieron de eso que tanto gusta a la parroquia local esta temporada: una jugada a balón parado. En ella, Germán Sánchez, imponente mariscal granadinista, quebró la red defendida con Jan Oblak con un esperanzador tanto lleno de coraje y corazón para colocar lo que acabaría siendo el empate a uno definitivo.

Polémica

En un encuentro donde reinaba la fricción, la polémica no pudo quedar extinta. Los dos equipos acabaron crispados por una actuación arbitral que no contentó a nadie. El Granada pidió la segunda amarilla por una simulación dentro del área de Correa y, el Atlético, un penalti en el añadido que les habría dado la victoria.

@leyvfab

 
 
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