Subirse al carro
CONTRACRÓNICA | Dos victorias han bastado para cambiar la percepción sobre el equipo
Tres semanas atrás, después del naufragio en Tenerife, el horizonte parecía muy oscuro y hay quien daba la temporada por desperdiciada, cargando contra todo y contra todos, pero han bastado dos victorias consecutivas para que el prisma cambie por uno mucho más colorido y optimista, en el que el equipo parece capacitado para lograr cualquier cosa que se proponga.
Hace tres jornadas, para muchos Fran Escribá había agotado todo su crédito y se dedicaba a dar palos de ciego a la espera de una plaza en el geriátrico. Ahora, la senectud parece haber desaparecido y el valenciano se ha convertido en el perfecto estratega, capaz de cambiar los sistemas con pericia, decidiendo los partidos desde el banquillo con precisión quirúrgica.
Algo similar ha ocurrido con jugadores como Manu Trigueros, al que parte de la afición ya lo había mandado a ver obras junto a otros jubilados, una percepción que ha cambiado de forma drástica. En los últimos partidos el ex del Villarreal parece flotar sobre el verde, apareciendo como el genio de la lámpara para darle soluciones y sentido al juego nazarí.
Después de no llegar a tiempo para jugar en el Heliodoro, el dedo acusador también señaló a Hongla, al que le reprocharon falta de implicación, crítica que también parece evaporarse con el camerunés convertido en el centrocampista total, capaz de contener al rival y de descolgarse para marcar el tanto de la sentencia en el Belmonte.
Para lo bueno, pero también para lo malo, el fútbol carece de memoria; ahora, los futbolistas que hace no mucho merecían ser ajusticiados al amanecer, son más guapos y rápidos, y Los Cármenes, que tenía más futuro como canódromo, se convertirá en una caldera rojiblanca en la visita del Elche, con muchos renegados de vuelta al redil, como si ellos no hubiesen negado por tres veces al escudo.
Luca Zidane ha vuelto a trabajar junto a sus compañeros
