MINUTO 28

Santiago Martos | 1 de marzo de 2016

Santiago Martos (GRJ)

El Granada ha mejorado

Continuando con la serie de tópicos balompédicos de la semana pasada, podríamos ya decir aquello de a entrenador nuevo victoria segura. Vuelven los aficionados del Granada a sus quehaceres cotidianos con una mueca relajada y risueña en la cara. Ganar es ganar, y el regustillo de los tres puntos cosechados en Riazor va a durar poco, pero aun así y como si de un buen vino se tratara, hay que seguir paladeándolo y disfrutándolo algunas horas más. Asoma ya el siguiente e importantísimo choque del jueves frente al Sporting.

En Coruña no es que el Granada, con González como nuevo valedor, haya obrado un milagro, pero sí que por el momento ha conseguido algunas mejoras. El nuevo míster hizo hincapié en que había que parar como fuese el chorreo de goles y ocasiones claras que el Granada concedía con facilidad pasmosa, como punto más urgente a tratar. El Granada venía de tener al portero más goleado y, a la vez, el que más paradas hacía, o sea, que el bueno de Andrés lidiaba jornada tras jornada con auténticos bombardeos sobre su meta con decenas de disparos y remates en posiciones francas. El Dépor tuvo sus ocasiones pero las claras fueron en número bastante inferior a los que los demás equipos nos habían hecho y se notó. A pesar de que por momentos agobiaron a los rojiblancos haciéndolos retroceder más de la cuenta, un gran número de ataques gallegos, llegaban al área nazarí llovidos, fáciles para el cancerbero o para que los centrales, con el mariscal Costa al mando, despejaran sin demasiado apuro. El Granada se juntó muy bien, cerró espacios e hizo un gran trabajo en defensa, solidaria y generosa en esfuerzo y desgaste.

Doucouré se hizo el amo del centro del campo. Se marcó un partidazo. No hubo un sólo balón en todo el encuentro que el francés no jugara con criterio, temple y visión. Leo que Rico no compareció por padecer fiebre, y el francés aprovechó para exponer sus credenciales con suficiencia arropado por un Khrin al que echábamos de menos.

En ataque vimos a un Granada eléctrico que se plantaba en área contraria sin que a los herculinos les diera lugar a decir esta boca es mía. Un juego en el que a casi todos se nos vino a la mente aquel equipo de Fabri, que te dejaba el balón sí, pero donde no hacías mucho daño pata robártelo en un descuido y montarte un ataque en cero coma (como se dice ahora). En este Granada en reformas de juego queda pendiente rematar los trabajos arriba. Se tuvieron muchas y buenas oportunidades para sentenciar el choque y sobrevolaba en el ambiente aquel otro tópico que dice que los equipos que perdonan esa clase de oportunidades luego lo pagan. Aunque por suerte no fue el caso. En mi humilde opinión no descartaría que haya cierto egocentrismo entre los que tienen que perforar la portería contraria, pero me da la sensación que es más cuestión de malas decisiones de los puntas en momentos donde hay que actuar instintivamente más que ponerse a pensar demasiado qué hacer.

En cualquier caso han sido tres puntos vitales para meternos en liza de nuevo con los que pelean por salvarse. Llegan ahora los asturianos, metidos también en problemas, a los que va a costar un mundo doblegar. Un partido que a priori poco o nada va a tener que ver con el de Riazor, al menos en su planteamiento inicial donde muy posiblemente sea el Granada quien tenga que tomar la iniciativa. El Granada debe seguir su línea de construcción desde la defensa hacia arriba sin perder este nuevo concepto que el míster gaditano quiere. Hay que darse otra paliza para sacar rédito de nuevo, si alguien piensa que el Sporting será más débil que el Dépor o lo pondrá más fácil se equivoca del todo. Vienen a morder.

@martosms

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