El buen ambiente reina en un derbi que presentó la mejor entrada de la temporada
'Los Cármenes' acogió a más de 17.000 personas y durante la jornada se vivió la más pura esencia del fútbol y del deporte
“Futbol sí, violencia no. Siempre amigos”. Así rezaba una bandera de las cientos que ondeaban por los aledaños del ‘Nuevo Los Cármenes’ durante la tarde previa al Día de Andalucía. Seis palabras que seguramente reflejen el espíritu más bonito de cualquier derbi, más allá de lo que ocurra en un terreno de juego.
Lo más llamativo es que esa bandera mostraba los colores rojiblancos del Granada y los blanquiazules del Málaga. Y, dos escudos. Los de la Asociación ‘You´ll Never Drink Alone’ y la Peña Universitaria Malaguista. Cuyos miembros disfrutaron del buen ambiente que reinó en el derbi, antes y durante. Al igual que en lo referente al resto de aficionados, que dieron un colorido típico de las grandes citas a los aledaños del feudo granadinista.
Con anterioridad se había colgado el cartel de “no hay billetes” en las taquillas de ‘Los Cármenes’. No se llenó hasta los topes, pero sí registró la mejor entrada de la temporada. Hasta 17.424 personas, según números oficiales de LaLiga, asistieron al envite. La gran mayoría explotaron de alegría y felicidad con el gol de Sergio Ruiz, aunque hubo un sector del estadio en el que las lágrimas de tristeza y agonía hicieron mella.
Más de tres horas transcurrieron desde la llegada del autobús del Granada hasta que Hernández Maeso decretó el pitido final. Tres horas y pico de ilusión, sufrimiento, agonía y locura. Los futbolistas vivieron el mejor recibimiento del curso, rememorando, aunque en menor medida, a aquellos días en los que el equipo nazarí se jugaba cosas muy importantes. De hecho, el partido contra el Málaga se presentaba trascendental. Tanto para un bando y otro.
Por ello, el Málaga tampoco estuvo solo, ni mucho menos. Sus seguidores se mezclaron con los rojiblancos en un ambiente de completa fraternidad, dejando atrás esas “trincheras” que se construían en cada derbi que se disputaba durante las décadas de los sesenta y setenta. Esta vez, miles de aficionados y aficionadas respiraron fútbol. Sin violencia. Y, sobre todo, como amigos y amigas.
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