Juan Zamora y Paco Escudero subieron míticos puertos del Tour como el Tourmalet o Luz Ardiden

Ramón Ubric (Guadix)  |  19 de agosto de 2015
Los ciclistas completaron un gran reto
Los ciclistas completaron un gran reto
Ambos pasearon el nombre de Guadix y Purullena por tierras francesas durante el mes de julio presenciando las etapas más importantes del Tour de Francia
 

No hay límites de esfuerzo y superación para el ciclista benalúense Juan Zamora López y para el purullenero, Francisco Escudero. Ambos pasearon el nombre de Guadix, Purullena y Benalúa por los míticos puertos del Tour durante este mes de julio y es que, además de contemplar las etapas y ver en acción a los Froome, Quintana, Valverde, Purito Rodríguez o Contador, tuvieron la oportunidad de subir con sus bicicletas ellos mismos a cimas que han pasado a la historia como Tourmalet, Luz Ardiden, Hautacan o Soulor-Aubisque.

A sus  60 años, Juan Zamora se enganchó al ciclismo gracias a su ídolo, Pedro Delgado, “porque era muy impulsivo y entonces no había pinganillos”. Maestro de profesión, asegura que aún le queda cuerda para rato en el mundo del ciclismo y ha obtenido más de una decena de diplomas en el circuito de Ciclismo a Fondo.

¿Y cómo empezó Juan en la bicicleta? Pues con una anécdota bastante curiosa: “En aquellos tiempos era difícil plantearse el ciclismo como profesión. Empecé viniendo en bicicleta, con nueve años, desde la estación de Fonelas hasta Benalúa y desde allí a Guadix hasta el instituto. Cuando me vine destinado a Guadix y vi que había gente con la bici, me animé y me enganché definitivamente”.

Así nos cuenta Zamora su experiencia junto a Paco Escudero estos días de julio en Francia: “Después de años viendo el Tour de Francia delante del televisor y como buen aficionado a este deporte, me surgió la idea  de que algún año debía estar presente en alguna etapa y vivir esos momentos mágicos donde los aficionados y ciclistas están  tan cerca y donde el respeto, salvo raras excepciones, es máximo. Y por fin llegó ese  momento esperado y manos a la obra, experiencia  que compartí con mi gran amigo  y también ciclista aficionado  Paco Escudero”.

La etapa que eligieron no podía ser otra que la que discurrió por el mítico Tourmalet, uno de los puertos que más historias ha presenciado  en la carrera francesa 17 ,1 km  con una pendiente media del 7,3 %. Según relata este ciclista benaluense, “como aficionado y practicante de este deporte,  no nos íbamos a conformar solo con verlos, también teníamos que organizarnos y subir  todos estos puertos que han hecho  historia en el Tour. Establecimos nuestro cuartel general en  Luz De Sant Sauver encantador pueblo muy cerca de Argeles-Gazsot, situado en el corazón de los valles del Gaves”.

La primera experiencia de ambos ciclistas de la comarca accitana fue la subida a Luz Ardiden: “El inicio del puerto estaba  situado al  escaso metros de nuestro hotel. Se trata de un puerto  constante en porcentajes y sumamente enredado  hasta coronar, el reto es superar las más  de 30 espectaculares curvas de herradura hasta el final, son 14 km  de subida con una pendiente media del 7,5%”.

El segundo día les tocaba  ver la etapa y la ascensión  por sus dos caras del Tourmalet: “Sin duda el rey de los Pirineos. No es el más duro, ni el más largo, ni el más bonito, pero sí el más mítico de la ronda gala. La subida la empezamos desde Luz Sant –Sauver, 19 km  con un desnivel de 1405 m. y un porcentaje medio del 7,5%, la cima se encuentra a 2115 metros. Es un puerto  interminable donde la mayor dificultad esta en los kilómetros finales. La recompensa está en la cima  y el monumento al ciclista, donde al llegar nos encontramos con cientos de cicloturistas  haciendo cola para inmortalizar la ascensión”, asegura Zamora.

Después de hacerse la foto de rigor  y más de una hora de espera, “decidimos bajar a la Mongie, tomar un refrigerio y vuelta a subir, en esta ocasión  por San Marie De Campan. A falta de un kilómetro para la cima, decidimos que ese era el sitio para ver  la etapa. Más de 4 horas de espera , bajo un sol infernal, siendo lo más espectacular la caravana  publicitaria con más de 160 vehículos y dos horas y media de paso. Llegó el momento esperado con el paso de los ciclistas y la carretera llena de aficionados  a ambos lados  dando todo el apoyo y aliento a  los ciclistas. Impresiona ver las caras de sufrimiento de estos deportistas  que van al límite de sus fuerzas”.

Después de un viaje tan largo, ambos ciclistas de la comarca accitana tenían que seguir con la ascensión a más puertos. Así, que optaron por subir el Soulor-Aubisque (por  Argeles-Gazost) con sus 30 kilómetros de ascensión. “Encadena esta subida dos puertos Col de Soulor y Col de Aubisque, recorriendo el precioso valle  de  Azun. Mel llamaron la atención de esta subida los paisajes espectaculares del valle. Bajada de nuevo a Argeles-Gazost comida e hicimos la  subida al terrible Hautacan. Sin duda, de los más duros que hemos subido. Aparte de la hora, las tres y media de la tarde y los 35 grados de temperatura con una distancia de 16.3 km y  la inclinación media del 7,5%, es a partir del kilómetro seis donde la dureza se hace extrema, pendientes constantes al 12 y 13 % y tengo que reconocer que en el kilómetro 10  pasó  por mi  cabeza la idea de retroceder. Una vez más, mi compañero de viaje, Paco Escudero, fue el que me animó  a continuar y culminar este coloso. Ya en la bajada  y más relajados, pudimos contemplar las maravillosas vistas sobre Argeles – Gazost”, sigue narrándonos con ilusión Zamora.

Pero a este largo día aún le faltaba  algo, el regreso a Luz de Sant- Sauver “lo hicimos bajo una tormenta de 20 kilómetros que nos puso como sopas”. En definitiva, un total de 140 kilómetros y los  puertos  más relevantes del Tour.

Para culminar la experiencia, les quedaban otros dos colosos como son Gabarnie y Boucharo: “Es uno de los puertos que todo aficionado debe conocer. Sin ser un puerto duro, nos va a dejar un grato recuerdo por sus paisajes y el espectacular Circo de Gabernie con sus más de 30 kilómetros de ascensión desde Luz de Sant-Sauver. Es partir del  pueblo de Gabarnie donde el tráfico desaparece y se empieza a disfrutar de los encantos de esta zona, hasta llegar a la línea fronteriza de Boucharo. En definitiva, uno de los valles más hermosos del Pirineo con las impresionantes vistas  del circo  de Gabarnie”, relata Zamora

Para finalizar, este ciclista benaluense quiere hacer hincapié en que “todo este esfuerzo ha merecido la pena. Fotos y recuerdos  de esta experiencia, y ya de regreso  la idea de volver de nuevo al  Tour para presenciar  y subir los puertos míticos  en  los Alpes”.

 

 
 
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