HISTORIAS: Bostezos vallecanos, por José Luis Ramos Torres
A las 21,30 del caluroso jueves 18 de agosto de 1994 Rayo Vallecano y Valencia B abrieron la serie de tres en uno del trofeo y disputaron los primeros cuarenta y cinco minutos, en los cuales se impusieron los madrileños por el resultado de 1-0, gol conseguido por Baroja tras lanzar un penalti que rechazó en primera instancia el meta valencianista Bartual y que remachó el propio lanzador de la pena máxima. En los segundos cuarenta y cinco minutos, el filial valencianista, como perdedor, se enfrentó a los rojiblancos y el resultado fue de empate a cero. Y en el tercer y definitivo enfrentamiento, Granada y Rayo Vallecano también empataron sin goles. La velada de ciento treinta y cinco minutos de fútbol sólo dio para un gol, y de penalti. De esta forma el XXII Trofeo Granada fue para el Rayo.
En la Granada del verano de 1994 se atraviesan unos tiempos de monopolio informativo en papel, o sea, sólo disponemos de un único diario. Quizás por eso las noticias deportivas relacionadas con el Granada CF se nos dan con cuentagotas en este mes de agosto en que tanto personal toma sus vacaciones. Para quebranto de los que –como servidor- somos asiduos a las hemerotecas, se puede hablar de auténtica penuria informativa, y hojeando las amarillentas páginas del único periódico de por entonces, sorprende la cantidad de días del mes de agosto en los que en la sección de deportes no aparece ni una sola línea dedicada al club rojiblanco. Incluso se llega a no informar ni siquiera del resultado de algún bolo ante rivales de poco fuste, tan habituales en las pretemporadas. En esta línea, en la sección de deportes de Ideal de 19 de agosto de 1994 sólo aparece una sucinta crónica del evento futbolero agosteño de la noche anterior. Servidor se atrevería a afirmar que la persona que firma la mini crónica ni siquiera estuvo presente en el estadio de la carretera de Jaén, e incluso la reseña del por entonces único diario granadino casi no se puede catalogar como crónica pues no aparece lo que conocemos como “ficha técnica” (alineaciones, sustituciones, goles, árbitro, incidencias) ni se relatan jugadas destacables, limitándose a una impresión general de lo que fue la velada.
Así que habrá que tirar de la propia memoria de uno, que sí que estuvo en el que fue el último Trofeo Granada que se celebró en el viejo Los Cármenes. Por el Granada jugaron entre los dos minipartidos todos los componentes de la plantilla, y fueron los más destacados los canarios Armando y Oti, y Roberto Valverde, y el que mejor impresión dejó fue Orejuela. Y del Rayo Vallecano Visjnic se mostró como lo que se conoce como un grandísimo pelotero. Por el Valencia B eran jugadores destacados el portero Bartual, más Clotet, Javi Sanchís y Raúl Ibáñez, por citar a los que llegaron a jugar en primera. Y uno recuerda que, pese a que tan sólo tres años antes se había renovado todo el césped, cuando se celebró esta XXII edición en el aspecto que ofrecía la hierba del viejo campo predominaba mucho más el pardusco que el verde. Y también recuerdo que la asistencia de público fue muy escasa y que el aburrimiento y el escaso juego fue la nota más destacada, resultando que lo que se vio fueron tres mini partidos con innumerables cambios de jugadores hasta no saber ya ni quiénes jugaban. Quizás lo que más cuadre a lo visto es que no fue “ni chicha ni limoná”, tres insulseces que dejaron al personal mucho más insatisfecho y aburrido que otra cosa.
Entre bostezos nos retiramos a las tantas de la madrugada los escasos tres mil empedernidos hinchas que asistimos a la edición del Trofeo Granada más atípica y devaluada de las veintidós que ya se llevaban disputadas, con la impresión de que había pocas conclusiones que sacar sobre el nuevo once rojiblanco 94-95 porque aquello que acabábamos de presenciar se parecía sólo lejanamente a un partido de fútbol.
Todavía antes de echar a andar la liga en el grupo IV de 2ª B, el 20 de agosto de 1994, el Granada gana (0-2) un amistoso en Peligros ante el Vandalia, partido por el cual se inaugura oficialmente el estadio Antonio Bailón.
Y dos días después y a petición de Barrios llega un refuerzo para el centro del campo del cual se espera mucho: el también canario Luis Delgado, que había jugado varias temporadas en el mejor Tenerife de su historia y que, ya veterano, pertenecía al descendido de primera Rayo Vallecano -con el cual había disputado el reciente trofeo- pero no contaba para David Vidal. Como futurible sonó Mágico Díaz, del Betis, sin que viniera finalmente.
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