HISTORIAS: Revolución Sevillana, por José Luis Ramos Torres

Cartel del XXVII Trofeo Granada que se disputó en 1999
Cartel del XXVII Trofeo Granada que se disputó en 1999

En la temporada 98-99 una vez más pasó el granadinismo por momentos de ilusión por un ascenso y una vez más se quedó sin premio. Pero todo sigue y ya se inicia la siguiente. Y ese inicio lo primero que trae es grandes dudas respecto al futuro inmediato del club, porque corriendo el mes de julio de 1999 la prensa no para de asustarnos con las noticias de que la directiva de Jimena no puede liquidar a los jugadores (casi todos) que han denunciado ante la AFE. Finalmente y muy a última hora el Ayuntamiento que presidía Moratalla avaló al club y éste consiguió un crédito de La General por 55 millones con que escapar de la amenaza del descenso por impago.

Los apuros económicos del Granada no constituyen demasiada novedad. Sí hay grandes novedades en la parte deportiva. Para la 99-00 no siguen jugadores muy importantes como Aguilar, Edu García, Quique Beltrán y el trío de canteranos formado por Javi García, Jesús Sierra y Sergio Cruz. Tampoco continúan en la dirección técnica Gerardo Castillo y Urbano Ortega. A cambio, la confección de la nueva plantilla se ha dejado en manos de Chaparro, el cual se trae a un puñado de jugadores, la mayoría muy jóvenes, que conoce bien por ser paisanos suyos. Se puede hablar de revolución sevillana en la plantilla. Vienen este año Cervián, Nandi, Garrido, Cantos, Manolo, Pedro Curtido y, sobre todo, Capi. Estos tres últimos cedidos del Betis. También fichan otros sevillanos como Arturo, Navarro, Méndez y Santaella. Además vuelve Torres tras probar dos temporadas en el filial del Zaragoza y se incorpora cedido del Alavés Ismael. Otro fichaje es el del delantero Jose García. De la temporada pasada sólo continúan Notario, Pindado, Santi, Pascual, José Raúl y Manolo Herrero. A mediados de agosto y con aires de “fichaje bomba” llega Prince Amoako, delantero internacional ghanés con pasaporte comunitario que viene del fútbol peruano. Sólo falta fichar un defensa para cerrar la plantilla.

El 16 de agosto de 1999, como prólogo a la disputa del trofeo se presenta en Los Cármenes la nueva plantilla. Este año se ha optado por un acto más sencillo, sin la luminotecnia del año anterior. Pero no faltan los discursos. Santi, como capitán, Chaparro, como entrenador, y Jimena, como presidente, se dirigen a los escasos aficionados presentes y los tres coinciden en que el objetivo para la temporada a punto de arrancar no es otro que el ascenso.

 

Y a continuación, pero ya con bastante más público, unos cuatro mil, empieza una nueva edición del Trofeo Granada, la XXVII. El Granada y el Rayo Vallecano son los rivales. Por el Granada jugaron: Notario, Garrido, Cervián, Nandi, Arturo, Cantos, Santaella, Capi, Pedro, Ismael y Méndez. También jugaron a lo largo del encuentro: Pascual, Santi, Torres, Amoako, Manolo Herrero, Navarro y Quevedo; este último era un defensa a prueba que no convenció y no llegó a fichar. El Rayo alineó a: Keller, Cota, Llorens, Hernández, Gilmar, Pablo Sanz, Ferrón, Míchel I, Iván Rosado, Míchel II y Poschner. Y después salieron otros como Lopetegui, Amaya, Luis Cembranos, Estíbariz, Dani Bouzas, Clotet y Quinzinho.

Es un Rayo Vallecano que estrena primera división, categoría a la que acababa de dar el salto de la mano de Juande Ramos después de quedar quinto en Segunda. En la 98-99 el segundo clasificado, el At. Madrid B, no podía ascender, por lo que la todavía vigente promoción alcanzó al cuarto, el Sevilla, y al quinto, el Rayo. Los dos ascendieron, acompañando al Málaga y al Numancia, en el caso de los madrileños tras vencer en los dos partidos al Extremadura. Era la tercera vez que el Rayo disputaba nuestro trofeo ya que también participó en 1988 y en 1994 (edición que ganó); en las dos ocasiones precedentes vino como equipo de Segunda, consiguiendo el ascenso esa misma temporada. Sus refuerzos más importantes eran el guardameta internacional estadounidense Kasey Keller, el centrocampista alemán Gerhard Poschner y otro centrocampista, portugués, Helder, aunque éste no vino a Granada. Desde luego al Rayo Vallecano nunca le afectó la pretendida leyenda negra del Trofeo Granada pues en la liga que estaba para empezar realizó una de sus más brillantes campañas en primera y consiguió un magnífico noveno puesto final.

El Trofeo Granada de 1999, el XXVII, se fue a Madrid y se unió al que desde 1994 ya tenía el Rayo Vallecano en sus vitrinas después de que al término de los noventa minutos el marcador arrojara un 0-0 -que no hizo justicia a lo visto- y después de que el Rayo tuviera más puntería a la hora de lanzar los correspondientes penaltis. El Granada confeccionado por Chaparro causó muy buena impresión o, como titula Manuel Pedreira en su crónica para Ideal: «El nuevo Granada suscita esperanzas». Los rojiblancos fueron bastante mejores que el primerdivisionista Rayo, que tampoco se empleó en exceso. Lo mejor fue la línea de centro del campo, con un hombre brillando especialmente sobre todos: Capi, que se reveló como el magnífico pelotero que siempre ha sido y desde este mismo momento se metió al granadinismo en el bolsillo y adquirió la condición de ídolo de la hinchada. Lo más flojo, siempre según la crónica de Ideal, la delantera, sin descartar la conveniencia de incorporar un defensa de garantías. También destaca la crónica el debut de Amoako, del que dice que se mostró habilidoso y que gozó de la mejor ocasión para golear pero su disparo se fue al poste.

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