CONTRACRÓNICA | Sagrada Familia
El Granada está inmerso es un proceso de construcción que no parece acabar nunca
“Estamos en el camino, hay que tener paciencia”, es una de las frases más repetidas en el seno del Granada desde que arrancó la temporada, pero, tras cinco jornadas y un único punto, la letanía comienza a convertirse en una excusa maniquea, con el equipo convertido en la Sagrada Familia, inmerso en un proceso de construcción que parece no tener fin, con la diferencia de que a los nazaríes el tiempo corre en su contra.
Los peajes por la juventud e inexperiencia de la plantilla se han convertido en el parapeto perfecto, pero en la categoría hay cinco equipos que presentan alineaciones titulares con una edad media más baja que la de los rojiblancos, conjuntos como el Málaga, Las Palmas, el Andorra o, incluso, la Real Sociedad B que, a pesar de la bisoñez propia de un filial, ya ha logrado sumar cinco puntos presentando una media de 21 años.
Otros muchos clubes también han tenido que recomponer sus plantillas, añadiendo piezas a última hora, pero ya están compitiendo y sumando puntos, algo que el Granada todavía no ha sido capaz de lograr, mostrando una propuesta inconsistente, carente de una hoja de ruta clara y con demasiadas lagunas, algo que Pacheta debe remediar con celeridad.
El Granada debe reaccionar y tiene que hacerlo de forma inmediata, dejando atrás lo que parece una pretemporada eterna que amenaza con dejar a los rojiblancos sin capacidad de reacción, como ya le ocurrió la temporada pasada al Tenerife, que cuando quiso aferrarse a la categoría ya fue demasiado tarde.
Es momento de desterrar las excusas, hacer autocrítica y que los jugadores salgan al terreno de juego a dejarse el alma, supliendo con entrega las posibles carencias de la plantilla, superando al rival por actitud y tesón, que ese hambre por triunfar del que tanto se habla se imponga.
Pacheta tiene por delante una semana larga de trabajo para seguir corrigiendo errores
Pedro Alemañ fue el jugador más destacado y creativo de los rojiblancos tras sumar una nueva derrota que reafirma al Granada como el farolillo rojo de Segunda División