Del éxtasis a la tristeza. Y del éxtasis, a la esperanza
AMBIENTE | La afición granadinista en Sevilla vivió un auténtico carrusel de emociones y acabó ovacionando a sus jugadores pese a la derrota
Fue un viaje de ida muy feliz, lleno de alegría e ilusión, y uno de vuelta con la cabeza gacha, pero de mentalidad esperanzadora. La afición del Granada inundó una de las esquinas superiores del ‘Ramón Sánchez Pizjuán’ el viernes de Dolores. Alrededor de medio millar deseaba comenzar la Semana Santa de la mejor forma posible, festejando un triunfo importantísimo de su equipo en el derbi o, en su defecto, un resultado positivo que permitiera seguir abriendo brecha sobre el descenso. Se quedaron con la miel en los labios.
Centenares de seguidores rojiblancos partieron desde el ‘Nuevo Los Cármenes’ al mediodía con destino a la capital de Andalucía. Los atuendos eran claramente de dos colores, la ocasión lo merecía. Sevilla, uno de los desplazamientos más especiales de cada temporada por cercanía y ese aroma especial a derbi era un lugar que los granadinistas no visitaban desde inicios de 2020, antes de la etapa COVID. Otros tantos también desembarcaron en tierras hispalenses a lo largo del día de forma particular.
Los miembros de la Grada 1931 se encargaron de llevar la voz cantante en el momento de pisar suelo sevillista, animando al resto de los aficionados a aunarse en cánticos de apoyo al equipo de Torrecilla. Desde hora y media antes del encuentro ya afinaron sus gargantas a las afueras del ‘Sánchez Pizjuán’, generando una atmósfera de las grandes citas. Dentro del mismo, sus aplausos también se fundieron con los locales porque Sergio Escudero fue ovacionado por su antigua hinchada, que guarda un gran cariño del lateral después de seis campañas vistiendo su camiseta.
Aunque el himno del Sevilla siempre es un momento especial, con más de 40.000 personas de pie entonando al unísono los fragmentos de El Arrebato, mucho más emocionantes fueron otros que llegaron desde una de las esquinas superiores del coliseo de Nervión. Cuando el latigazo de Machís entro en la portería de Bono, pareció venirse, literalmente, abajo. Con el testarazo de Víctor Díaz, la misma sensación fue aún mayor.
Lo que ocurrió en el descuento, conocido ya por todos, levantó la incredulidad y el no saber qué había sucedido ni cómo el Granada, después de un esfuerzo titánico y tras haber empatado casi en el minuto 90, acabó el encuentro sin sumar puntos en su casillero. Pero, con la esperanza de que, jugando así, la permanencia está mucho más cerca. Así lo hicieron saber los cientos de personas vestidas de rojiblanco horizontal, aclamando al cielo de Sevilla “orgullosos de nuestros jugadores” y brindando una gran ovación a los hombres de Torrecilla, que agradecieron el apoyo devolviendo el gesto.
Una ilusión, pese a la derrota, que ejemplificaron Alejandro y Alberto, dos aficionados que viajaron hasta Sevilla en su propio vehículo, y que festejaron a lo grande los goles visitantes, aunque algunos seguidores locales les increpasen. “Nos vamos dolidos, pero estamos seguros de que nos salvaremos si damos esa imagen hasta final de temporada” decían orgullosos de los suyos, en referencia al juego de su equipo. Fue su primera vez en el ‘Sánchez Pizjuán’, una experiencia que no olvidarán, sobre todo, “por el himno, no esperábamos que el estadio al completo rugiese de esa forma”, aunque, a partir de ahí, “creamos una pequeña Granada en la esquina, no dejamos de animar y, por momentos, daba la sensación de que se nos escuchaba más a los granadinos que a los sevillanos”. Ya afinan gargantas de cara al domingo, con otra final en la que los asombrados con el ‘Nuevo Los Cármenes’ serán los levantinistas que visiten la ciudad de la Alhambra.
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