La empatía se antepuso al fútbol
Aficionados del Granada CF, en colaboración con los servicios médicos y jugadores, trataron de salvar la vida del abonado rojiblanco fallecido

La tarde de hoy fue fatídica para lo que debió ser una agradable jornada de fútbol en el duelo que medía al Granada, casi un mes después de vuelta en Los Cármenes, al Athletic Club de Bilbao. Pese a que el partido se suspendió y la afición nazarí no pudo disfrutar de su equipo, quedó reflejada la humanidad y empatía de la misma al intentar salvar la vida de un abonado granadinista que sufrió una parada cardiorrespiratoria con el partido en juego.
Fue sobrepasados los diez minutos de juego cuando, en el sector medio de la grada de Preferencia, la afición local comenzó a agitarse de manera notable. El reciente gol encajado en contra hizo pensar que se trataría de un reproche contra su equipo pero, lejos de la realidad, los silbidos y gritos hacia el terreno de juego fueron a más con el paso de los segundos.
Con la gente levantada, recriminando al asistente número dos, algunos aficionados amagando con saltar al terreno de juego, la grada coreando un ‘páralo, páralo’ y tras la intervención de Unai Simón y Nico Williams, el colegiado decidió suspender momentáneamente el encuentro para dilucidar que estaba ocurriendo en la grada.
Mientras todo eso ocurría, tres aficionados del Granada CF llevaron al abonado que sufrió el infarto hacia uno de los vomitorios, en el sector medio de Preferencia justo al lado de las escaleras, e iniciaron la maniobra de reanimación cardio-pulmonar para intentar salvar la vida del hombre. Con la llegada de más aficionados, en su intentona por ayudar para sacar adelante la situación, trabajadores y voluntarios del club desalojaron la zona, en colaboración con aficionados del Granada, ante la inminente llegada de los servicios médicos.
Ya trabajando los servicios médicos, intentando reanimar al reciente fallecido, los aficionados se alejaron del lugar y solo permanecieron personas con ánimo de ayudar y algunos curiosos. Tras más de veinte minutos de angustia, la ambulancia llegó y, con el hombre debatiéndose entre la vida y la muerte, los seguidores locales colaboraron para desalojar las salidas y dejar el camino libre a los médicos que transportaron al aficionado hasta el hospital, aunque ya había fallecido.
Sin duda, una tarde gris y un mal trago en lo que debió ser un partido más del Granada en casa, pero que dejó una lección de humanidad y colaboración ciudadana en una afición granadinista que, pese al mal rato y la incertidumbre, actuó de manera formidable y ejemplar.
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