La esencia de lo que parecía casi extinguido

CONTRACRÓNICA | Este Granada, pese a no puntuar, recordó en Sevilla su seña de identidad más importante, el ADN de la eterna lucha, pero acabó condenado por los fallos atrás

Fran Calvo / ENVIADO ESPECIAL SEVILLA  |  9 de abril de 2022  |  @Francalvo1996  |  francalvo@granadaenjuego.com
Víctor Díaz y Torrecilla se abrazan en la celebración del gol del capitán (LALIGA)
Víctor Díaz y Torrecilla se abrazan en la celebración del gol del capitán (LALIGA)

Este Granada de Rubén Torrecilla, el que se vio en el Ramón Sánchez Pizjuán y no en la primera parte contra el Rayo Vallecano, es el Granada que su afición quiere. Una hinchada que no pudo disfrutar de las hazañas conseguidas en las últimas dos temporadas desde el campo y que, en esta, soñaba con vivir lo que se sentía entonces. El primer curso post pandemia, desde luego, no está saliendo deportivamente como muchos esperaban. Pero, en Sevilla pudo recordar a ese equipo capaz de pelear hasta el último segundo por los puntos, independientemente de las circunstancias y del contexto que pueda entramar un partido. Algo que parecía ya casi impensable.

Los precedentes del Granada antes de la llegada de Torrecilla asustaban. Ninguna victoria en 2022 y un rumbo cuesta abajo sin frenos. Una actitud que se esperó cambiar tras una nueva derrota en Valencia, con la destitución de Robert Moreno, de cara a la final frente al Elche. Al equipo no le dio ni para puntuar, ni para mostrar cierta mejoría futbolística. Aunque, ya hubo por entonces ápices de cambio de actitud. Luego, cosechó cuatro puntos ante Alavés y Rayo, y a Nervión se viajó con tres sobre el descenso.

No era alentador ese derbi si el seguidor se fijaba más en el rival que en sí mismo. El Sevilla tenía también necesidad imperiosa de ganar. Había caído hasta el cuarto puesto, veía peligrar la zona Champions, cayó eliminado recientemente de Europa League y acumulaba cuatro jornadas sin vencer. Un escenario que generaba mucho respeto, pero ilusión a la misma vez por lograr el tercer triunfo de la historia en feudo hispalense.

 

La primera media hora fue de libro. Se plasmó sobre el verde, seguramente, lo que quería Torrecilla. Con algunas novedades, como los regresos a la titularidad de Eteki y Machís, o la presencia de Uzuni en el puesto de carrilero derecho, el guion fue muy alentador.

 

 

 

Uno de ellos, el venezonalo, recuperó la sonrisa. Aún volviendo de Estados Unidos tras su polémica con el fichaje por Charlotte, parecía más fuera que dentro. Una de las mayores preocupaciones de cara al tramo final de la campaña iba a ser si volvería el mejor Machís. Ese jugador desequilibrante, que marca diferencias cuando quiere. Y quiso. A los veinte minutos, culminó una galopada con un disparo `made in Vinotinto´. Desde luego que esa versión es la que necesita el Granada de él en las últimas siete finales.

Otro que también necesitaba una alegría era el capitán, Víctor Díaz, cuya reciente renovación generó ciertas dudas en algunos aficionados. Se encargó de disiparlas cuando, casi entrados en el noventa, se elevó al cielo de Sevilla y cabeceó con el alma al fondo de las mallas de Bono. Su celebración lo dijo todo.

Hasta ahí, hubiera sido una heroica del Granada, de un Granada que recordaba al equipo de la temporada pasada en muchos aspectos. Sin embargo, los errores atrás acabaron decidiendo el derbi. Acertado en su pegada, en defensa todavía quedan muchos factores que corregir. Después de empatar con sudor y sangre una contienda complejísima justo antes de entrar en el descuento, Rafa Mir remató completamente solo en el segundo palo para poner el 3-2. Previamente ya se vieron fallos individuales. Petrovic dejó toda la vía de remate a Diego Carlos en el primer tanto sevillista y Escudero rompió incomprensiblemente el fuera de juego de Tecatito en la acción del segundo.

Si eso se mejora, el Granada cuenta con amplias posibilidades de volver a ser ese equipo capaz de competir cualquier partido. Esta temporada, incluso, ya lo ha demostrado en duelos frente al Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid, Athletic o el propio Sevilla. La afición supo valorar un esfuerzo titánico y brindó una generosa ovación desde la esquina superior del Sánchez Pizjuán. Esperanzados en que, independientemente del resultado del Mallorca esta jornada, los matices son alentadores.

 
 
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