Plato combinado
CONTRACÓNICA | El Granada ya sabe que conseguir cada punto supondrá un ejercicio de supervivencia
Esto es Segunda, aquí no hay espacio para la lírica, los platos de estrella Michelín ni el jamón de la dehesa onubense, la categoría de plata te obliga a caminar sobre cristales, a mancharte las manos y a tirar de platos combinados para llenar la barriga los días que la inspiración no acompaña.
Tras dos jornadas consumidas, el Granada ya es consciente del tortuoso camino al que se enfrenta. Es momento de colgar el esmoquin en el armario y desempolvar el mono de trabajo, como hizo el cuadro nazarí en Ferrol, escenario minado en el que los de Abascal supieron subsistir para llevare el triunfo.
En A Malata se lograron tres puntos sin brillo y no será la última victoria manufacturada de esta forma, lo que no le resta ni un ápice de mérito a lo conseguido en tierras gallegas. Para lograr el ascenso harán falta muchos triunfos cincelados a base de sudor y trabajo, sin la excelencia táctica que algunos defienden como innegociable.
Una alegría que no debe enmascarar la realidad de un equipo al que aún le falta mucho trabajo por delante, a la espera de que aflore una idea de juego definida que sirva para explotar el potencial de jugadores diferenciales que son los encargados de marcar las diferencias mientras el funcionamiento colectivo se ajusta.
Pero mientras se engrasa la maquinaria cada punto debe ser celebrado como se merece, construyendo el equipo desde las victorias para que la ansiedad no se instale en Los Cármenes en una temporada que promete ser extenuante y donde mantener la tranquilidad será crucial para alcanzar el objetivo final.
Luca Zidane ha vuelto a trabajar junto a sus compañeros
