Sin música
CONTRACRÓNICA | El Granada se volvió a asemejar a una orquesta desafinada
El Granada se marchó del ‘Martínez Valero’ con un empate, un marcador que no debe enmascarar las carencias del equipo, que se volvió a mostrar desafinado, carente de un plan claro y que se mueve por impulsos aislados, dejando el resultado en manos del azar.
Ante el Elche, el Granada consiguió su botín gracias a dos acciones a balón parado, lo que evitó que la orquesta rojiblanca naufragase como la del Titanic, interpretando una melodía sin convicción a la espera de que las vías de agua se lleven por delante al transatlántico que parecía insumergible antes del inicio de la competición.
Con el nuevo sistema impuesto por Abascal, Trigueros volvió a sufrir, despojado del esmoquin y de la batuta de mando, obligado a ir apagando incendios, desgastando su tanque de combustible hasta desconectarse del juego, algo así como contar con los tres tenores en el estudio de grabación y encomendarles un disco de ‘reggaeton’, desperdiciando el talento en tareas estajanovistas.
En el banquillo se volvió a quedar Gonzalo Villar, otro de los solistas de este equipo, cuya ausencia empobrece la propuesta futbolística de los nazaríes. El centrocampista parece haber asumido que su destino este año es vestir de rojiblanco y que poner su talento al servicio del equipo es la mejor decisión posible para su carrera. Con esta actitud, la presencia del centrocampista en el verde debería imponerse por decreto.
Juntos, Trigueros y Villar, tendrían que convertirse en el corazón de este equipo, dominando a su antojo los partidos y el ritmo del balón, desterrando la posibilidad de entregarle el control del juego al rival, como ocurrió de inicio ante el Elche, lo que permitió a los franjiverdes crecer, empequeñeciendo al Granada.
A esta pareja podría unirse Reinier, aunque por el momento encajar al brasileño en el engranaje no está siendo tarea sencilla. Abascal renunció a jugar con dos puntas para favorecer la introducción del mediapunta, una propuesta que funcionó contra el Depor, pero que se resquebrajó ante el Elche, con Reinier sin apenas protagonismo y el equipo partido.
Mientras todo esto ocurre, Guille Abascal sigue describiendo en sala de prensa una partitura edulcorada hasta el empacho, que dista mucho de la realidad que se plasma jornada tras jornada sobre el césped, donde son evidentes las costuras de este equipo, necesitado de una reacción inmediata.
Luca Zidane ha vuelto a trabajar junto a sus compañeros
