Resignado más valioso empate, 1-1
El Granada Club de Fútbol cosecha un empate ante el potente Rayo Vallecano, en un partido que dominió y al cual aportó las mejores ocasiones de gol, pero en el que pagó caro sus minutos de relajación. Se pasa con notable la primera etapa de los particulares "Alpes" de los rojiblancos.
Casi se rozó la conquista de los tres puntos en el coliseo rojiblanco. El Granada Club de Fútbol jugó de tú a tú a uno de los poderosos y claros favoritos para el ascenso, el Rayo Vallecano, en un partido vibrante, un tanto bronco y con un estadio que prácticamente alcanzó el lleno absoluto. Y es que ésta última fue una de las primeras y más significativas notas para los granadinos: alcanzada la jornada ocho y la parte media de la tabla, los pupilos de Fabriciano González ya enganchan a la afición. La hora, el rival y la magnífica temperatura pusieron el resto. Sin embargo, la hinchada no pudo disfrutar de la tarde del domingo con el dulce sabor que deja la victoria, conformándose con la miel en los labios, merced al punto conservado y a la muy buena imagen dejada ante las cámaras. Que España tome nota de que aquí hay ganas de fútbol.
Inicio demoledor
El comienzo no pudo ser más prometedor: apenas el partido si había arrancado, Abel Gómez abrió el marcador en el minuto 4'; Dani Benítez, incombustible y fenomenal aunque no en su mejor encuentro, sirvió desde la banda un centro que remató en primera instancia Álex Geijo; Cobeño sacó con la manopla y en serio apuros el balón del hispano-suizo pero por allí apareció Abel Gómez, olfato de "9" perfilado, para encajar al fondo de la red y dar rienda suelta al delirio en la grada.
A partir de ahí se sucedieron los mejores minutos de los rojiblancos en todo el partido. el control del balón y las oportunidades eran suyas, ante la incapacidad de los madrileños por crear juego. Geijo puso en un par de ocasiones en serios apuros a Cobeño, mano a mano incluido, demostrando así el punta rojiblanco que cada vez más se convierte en el temible ariete que todos esperaban. Las bandas funcionaron muy bien, con un Allan Nyom que fue tornándose con el paso de los minutos en auténtico carrilero, disfrutando de toda la banda para desarrollar sus zancadas de gacela y desplazando de tal modo a Orellana más hacia el centro de la zaga, el cual colaboró así en tareas de inicio de juego; en la banda estuvo la principal novedad del encuentro, ya que Fabri dio entrada de inicio a Siqueira, no convocando ni tan siquiera –y no es juego de palabras- a Rubén Párraga. En tareas defensivas el equipo funcionó bien, con Lucena una vez más como director de orquesta, así como en el terreno ofensivo, donde los pases largos y medidos, cambiando la orientación del juego, y por ende aportando dinamismo, se convirtieron en la seña de identidad de los granadinos.
Sin embargo, el Rayo Vallecano se fue haciendo con el juego paulatinamente gracias a la concesión de mayores espacios de los rojiblancos, que parecían no desear gastar todo el combustible en la primera mitad y conformarse con el empate al menos por el momento. El dominio aplastante local iba perdiendo fuerza hasta que sucedió lo peor e inevitable: en el minuto 27, Aganzo bajó de las nubes un pase desde atrás, donde Íñigo López y Nyom rompían el fuera de juego, para colocar en la cepa del poste derecho el esférico y poner las tablas en el marcador. Duro golpe, tal vez merecido en ese momento.
En el sufrimiento está la virtud, como dijo el filósofo, y el tal tanto en contra sirvió de acicate para que los granadinos retomaran el juego y las ganas por llevarse el partido apostando por la faceta ofensiva. No obstante, el equilibrio fue un hecho tanto en el electrónico como en el campo hasta el final de la primera mitad, donde José Sandoval fue expulsado por protestar un rifirrafe entre Dani Benítez y Aganzo.
Segunda mitad, para el árbitro
La segunda parte tuvo menos historia y chispa que la primera; el conjunto vallecano dio ya por bueno el reparto de puntos, centrándose en defender su portería y buscando aprovechar alguna "contra" que diera la sorpresa, nada más. La escuadra local puso las oportunidades pero fue abandonado por la suerte, en contraposición con el Rayo Vallecano, que mostró una efectividad del 100%. El control del balón anduvo divido. Visto que ninguno de los dos equipos acertaba a dar "carnaza" al partido, el árbitro optó por tomar su porción de protagonismo pitando de manera muy irregular y claramente perjudicial para los intereses granadinistas. No quiso mojarse en exceso y fue muy permisivo con cierto juego peligros mostrado por los madrileños. La grada, en el epílogo del choqu, dirigió su rabia con el trío arbitral. Tal vez como muestra de buena voluntad y para calmar las aguas, Martínez Munuera fue riguroso en la aplicación del reglamento y expulsó, ya en el minuto 90, a Casado con roja directa por una falta sobre Collantes.
En resumen, buen partido para una agradable mañana de domingo. El Granada consiguió un meritorio empate ante la entidad del rival, aunque tal vez fue un reparto de puntos salpicado por la resignación y la impotencia por no haber sabido traducir la superioridad mostrada en una victoria que aportarse tres puntos, a fin de seguir hinchando el colchón de puntos frente a los puestos de abajo, colchón que cobra especial importancia frente a los difíciles encuentros que habrán de lidiar los de Fabriciano González. Próximo rival a batir: Celta de Viga. Comienza la conjura contra las meigas.
GRANADA C.F: Roberto, Nyom, Dani Benítez (Collantes, m. 86), Íñigo López, Siqueira, Mikel Rico, Orellana, Lucena, Óscar Pérez (Bergantiños, m. 80), Geijo y Abel Gómez (Carlos Calvo, m. 69).
RAYO VALLECANO: Cobeño, Casado, Amaya, Arribas, Movilla, Armenteros (Provencio, m. 82), Aganzo (Piti, m. 57), Javi Fuego, Coke, Trejo y Borja (Piti, m. 67).
GOLES: 1-0, Abel Gómez, min. 3; 1-1, Aganzo, min. 27.
ÁRBITRO: Martínez Munuera, colegio valenciano, expulsó al entrenador visitante José Sandoval (min. 32) y a Casado (min. 90); amonestó a los visitantes Aganzo, Armenteros. y Javi Fuego y a los locales Nyom, Roberto y Siqueira.
INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a la octava jornada del campeonato liguero de Segunda División disputado en el estadio municipal "Los Cármenes" ante aproximadamente unos 16.000 espectadores, un centenar de ellos llegados desde Madrid. Se guardó un minuto de silencio en homenaje al recientemente fallecido Abelardo García Domínguez, ex directivo del Granada Club de Fútbol.
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