La marea azul de Valdepeñas conquistó el Palacio
Más de un millar de seguidores procedentes de tierras ciudadrealeñas soñaron con la hazaña de su equipo, que se quedó muy cerca ante el favorito Barça

La primera goleada de los cuartos de final la anotó Viña Albali Valdepeñas. En torno a un millar de personas procedentes desde el municipio ciudadrealeño se dieron cita en los aledaños del Palacio de los Deportes desde varias horas antes del encuentro. La ilusión pudo contra la dificultad de medir sus fuerzas frente al máximo favorito y vigente campeón, el Barça.
Botes de humo azul colorearon la Avenida Salvador Allende a la llegada del equipo de David Ramos, generando una atmósfera como demandaba la ocasión, la de las grandes citas. Dentro del Palacio, medio fondo y buena parte de una de las gradas bajas eran azules. Todo lo contrario que la representación blaugrana, muy escasa. Curiosamente, había presentes más incondicionales del Jaén, pese a jugar al día siguiente, que del propio Barcelona.
A ritmo de ‘La Casa de Papel’ o ‘Freed from desire’ calentaron gargantas los cientos de valdepeñeros que soñaban con la machada copera. Un sueño que se hizo más real con el gol de Ángel Claudino, que desató la euforia y casi provoca una caída de las redes del fondo por la cantidad de aficionados que se agolparon en ella para celebrar el tanto.
El descanso transcurrió para los aficionados azulones con la esperanza de que sus héroes mantuvieran el tipo de cara a la segunda parte. De hecho, lo hicieron. Pero, con la mala fortuna de que delante tenían a un equipazo. Con dos goles de Alfonso y Pito en apenas dos minutos, el Barça le dio la vuelta al marcador.
El mazazo eclipsó durante una fase del encuentro los ánimos manchegos. Sin embargo, justo cuando el guardameta Edu alentaba con los brazos al fondo que defendía, el grito de “gol” inundó el Palacio. Ivi provocó la misma escena que se presenció con el tanto de su compañero en el primer tanto y, de nuevo, el sueño de la hazaña regresó a los valdepeñeros, cuyos rostros mostraban una interminable sonrisa, incluso con brillo especial en los ojos.
Unos ojos que terminaron derrochando lágrimas de tristeza, pero llenas de orgullo. No duró mucho la alegría del 2-2, ya que Pito, otra vez, puso por delante al Barça en lo que resultó un golpe definitivo a falta de cuatro minutos.
No sin dejar una última y emotiva imagen se marcharon aficionados y jugadores de las instalaciones nazaríes. La comunión total quedó reflejada al término del partido. Ni una sola alma se movió de esa zona a la que los miembros del cuadro manchego. Cantaron juntos y dieron por cerrada una histórica jornada, resultado final al margen, con una sonora y merecida ovación a un equipo que hizo soñar durante casi dos horas no solo a ese millar de valientes, sino a un pueblo entero.
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