OPINIÓN: Como antes, por Alberto Bueno
"El espontáneo"
Pienso en el próximo rival del Granada, el Sevilla Atlético, y, por parecidos obvios con respecto al nombre, me viene a la memoria el Granada Atlético; a la memoria, que es ahora ya el único lugar desde el cual se puede contemplar a los rojiverdes. Para continuar por el camino de las conexiones evidentes, el fenecido proyecto de García Arrabal iba camino de convertirse en filial rojiblanco. Pero todo quedó en aguas de borrajas.
Entrar a discutir quién tuvo la culpa de qué, por qué no salió el proyecto empresarial adelante o, simplemente, por qué vio la luz el mismo, es indiferente ya. El fútbol granadino pasa una página más de su lamentable historia de los últimos lustros, aguardando tiempos mejores. Los ecos rojiverdes desaparecieron.
Pese a mi granadinismo recalcitrante y entusiasta –a la vez que masoquista, si bien eso va en la cuenta de profesar los colores rojiblancos- reconozco que acabé encariñándome con el Atlético. Tres años siguiendo a los Thierry, Cruz, Bacas, Novo… conociendo a gente de una calidad humana increíble, a verdaderos profesionales del balompié dentro y fuera del campo y a enamorados del fútbol. También hubo algunos desencuentros, mas fueron los menos y escasísimos; las actitudes de algunos son espejo de su alma, así que allá el Diablo con ellos. Guardo esos tres años de auténtica Primera, en ese sentido.
Muchos interrogantes planean sobre lo que fue y pudo haber sido el Granada Atlético Club de Fútbol. Quedarán para la historia y formarán parte del imaginario colectivo, aderezando tertulias de “ambigú” cuando los temas se hayan agotado. Ayuntamiento, empresarios, Diputación, “Filipinos”, familia Sanz… quién sabe si la novela negra granadina del siglo XXI no tendrá como oscuros protagonistas a todos ellos. Bases para un genial argumento hay.
¿Y el 74? ¡Ay, mejor ni hablemos! La egolatría, las ansias de protagonismo, el orgullo... fueron robustos maderos que trastabillaron las ruedas del carruaje “rojillo”. Carlos Marsá, quizás la persona que más haya hecho por el fútbol de nuestra provincia, fue víctima del propio Marsa, en una suerte de doctor Jekyll y miste Hyde. Una pena que un club con tanta solera y arraigo como el que ya tenía el CP Granada 74, labradas a base de años de duro trabajo, se haya diluido casi sin hacer ruido. Sin decir esta boca es mía.
Todo vuelve a estar como antes; para mejor. Con un Granada Club de Fútbol que, por inspiración del ‘Calcio’ –aunque sin jugar a lo ‘Calcio’, ojo-, parece estar en su año, con visos y grandes ilusiones de subir este año a Segunda. No sé cuántos años después con aspiraciones de grandes; nueve años después de aquel famoso “murcianazo” esperanzados de jugar otros “play-off” de ascenso. Sin más enemigos en la propia ciudad que él mismo, sin equipos que le ensombrezcan ni que le entorpezcan su camino. Cincos años después, volvemos a la misma situación, de manera radicalmente opuesta; nada ha cambiado, y todo se ha transformado. Paradojas del fútbol y de la vida.
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Carlos Alemán, tras el partido, apeló a "mirar si todos lo hemos dado todo y pensar desde ya en la próxima temporada"