Uno a uno: Granada CF - RCD Español
Miguel Lopes (7): Tuvo mucho trabajo por su banda y no pudo sumarse al ataque tanto como lo venía haciendo en anteriores partidos. El gol llegó por su banda en una jugada que le pilló fuera de sitio, con el equipo basculando en ataque.
Lombán (7): Recuperó la titularidad tras las dudas que sembró Babin en Sevilla. Bien situado siempre, se entendió a la perfección con Costa. Debe ser la pareja del portugués.
Costa (7): Mandó en el centro de la defensa y creó peligro cuando se sumaba al ataque en jugadas a balón parado. Se mostró contundente en los balones que penetraban en el área rojiblanca.
Biraghi (2): Un error suyo, evitable, provocó el gol perico. Pero tampoco estuvo bien durante el partido. No tiene muy claro el italiano qué hacer con el balón en los pies.
Rubén Pérez (7): Dio todo lo que llevaba dentro. Se esforzó hasta la extenuación, y compitió con grandeza en un partido que le exigió lo máximo, aunque la superioridad numérica rival le superó en los últimos minutos. Le hubiera venido bien un refuerzo desde el banquillo.
Doucouré (8): Inagotable el francés. A su poderío físico hay que añadir la inteligencia con la que juega. Defendió, favoreció la transición y se ofreció en la salida del balón. Su presencia se hace imprescindible.
Rochina (8): Se echó el equipo a la espalda, aunque la nueva posición en la que lo ubica González no le favorezca. Trabajó por el equipo con todas sus energías. Lo intentó de todas maneras y encontró el gol como premio.
Success (6): No es el mismo jugador que empezó la temporada. Demasiados altibajos en su fútbol hacen que su capacidad de desborde sea menor. A veces se empeña en jugadas que solo están su imaginación.
Barral (0): Dejó a su equipo vendido con su autoexpulsión, en el que debería ser el partido de su reivindicación. Sin excusas. Incomprensible su actitud, en un jugador de su experiencia.
El Arabi (5): Peleó para estorbar la salida del balón del Español, pero volvió a vivir en fuera de juego cuando su equipo intentaba salir al contraataque. Desesperante por momentos.
Edgar (5): Su presencia pretendía dar consistencia a la banda de Biraghi. Fue el único cambio (exceptuando el testimonial de Krhrin) en un equipo que no podía tirar de sus botas jugando con uno menos durante una hora y cuarto.
Khrin (s.c.): Se desesperaba en la banda esperando salir al campo. Lo hizo en tiempo de descuento, quizá preguntándose por qué González no había impedido que su equipo quedara exhausto al final.
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