Sin perdón
CONTRACRÓNICA | El Granada volvió a repetir en Málaga los mismos pecados por enésima ocasión esta temporada
Actitud y compromiso, principios básicos que deben regir el trabajo de cualquier profesional, pero cuando lo elemental brilla por su ausencia, de poco sirve la táctica, el dibujo o los kilómetros recorridos, todo se desmorona, como volvió a ocurrir en 'La Rosaleda' con un equipo desdibujado y futbolistas que completaron una actuación impropia de jugadores que religiosamente cobran cada mes.
Solo la falta de puntería de los atacantes malagueños y la inspiración de Mariño salvaron al Granada de recibir un correctivo semejante al de Córdoba, pero es que el juego desplegado por los de Escribá no distó demasiado del ofrecido en Albacete o Cartagena, escenarios donde los rojiblancos se encontraron con la victoria por puro azar, triunfos que únicamente maquillaron la falta de intensidad de un equipo que parece sumido en la indolencia.
Si el Almería hace los deberes y logra puntuar, dejaría de nuevo al Granada fuera de los puestos de playoff, aunque tras presenciar lo acontecido en la Costa del Sol podría ser un hecho sin importancia, ya que esperar que los nazaríes puedan lograr el billete a Primera a través de la promoción de ascenso con las prestaciones actuales es como aguardar que te toque el Euromillón sin ni siquiera jugar.
En un mundo justo, la plantilla rojiblanca tendría que haber pedido perdón uno por uno a todos los aficionados desplazados hasta Málaga, personas que, como en jornadas anteriores, volvieron a sacrificar su dinero y parte de su fin de semana para asistir a un espectáculo bochornoso por parte de unos jugadores que deberían dignificar un escudo casi centenaria cada vez que pisan un terreno de juego, pero de poco sirven las disculpas cuando las fechorías se perpetran de forma repetida.
En un deporte como el fútbol, los resultados dependen de múltiples factores, pero la indolencia debería ser un pecado capital y este equipo parece condenado sin remisión, a la espera de una providencia divina que cambie el rumbo de la temporada, pero para eso hay que buscar la suerte con 'cabeza, corazón y cojones', como diría el abuelo de Carlos Alcaraz.
El atacante rojiblanco dejó muy claro que el equipo tiene que "sentir vergüenza por la imagen que dimos ante toda la gente que vino a vernos"
El centrocampista rojiblanco confesó que el equipo no se ha "sentido cómodo en ningún momento"