Los Trotanoches pasearon el nombre de Guadix por Madrid

Son ya más de quince años los que los accitanos no faltan a la cita en la Maratón madrileña

Los Trotanoches no faltaron a la cita madrileña (GRJ)
Los Trotanoches no faltaron a la cita madrileña (GRJ)

Ramón Ubric / GUADIX

La Asociación Deportiva Los Trotanoches de Guadix continúa con su ritmo incansable de competiciones y este pasado domingo 25 de abril, una decena de atletas del club accitano pasearon el nombre de Guadix, con su incomparable equipación amarilla, por las calles de Madrid. Entre todos ellos destacó la presencia una mujer en la Maratón de Madrid. Son ya más de quince años en los que los Trotanoches acuden a la cita madrileña y preparan ya con la máxima ilusión los 101 kilómetros de Ponferrada los días 7, 8 y 9 de mayo, donde acudirán once atletas de los Trotanoches, entre ellos tres mujeres.

Las calles de Madrid acogieron la XXXIII Edición del Maratón Popular de Madrid (conocido por los corredores como Mapoma), uno de los eventos deportivos más importantes de cuantos se realizan en España. La prueba, que ostenta la catalogación de Silver Road Race de la Federación Internacional de Atletismo, este año, en paralelo al maratón, se disputaron también los 10 K de Madrid.

 

La prueba tiene una doble cara: la dureza de su recorrido (Madrid es una ciudad situada a casi 700 metros de altitud y que cuenta con bastantes desniveles) y el calor del público que llena las calles al paso de las atletas.

El Mapoma es uno de esos maratones que hay que correr, al menos, una vez en la vida, olvidándose de la marca y disfrutando de uno de los recorridos más bellos del calendario internacional que permite disfrutar del paseo de la Castellana, el Santiago Bernabéu, la Puerta del Sol, el Palacio Real o su espectacular llegada en el histórico Parque de El Retiro.

Uno de los Trotanoches, Manuel Tapia Mata, nos relata su experiencia en la maratón: “Nos encontramos en la Casa de Campo para recoger el dorsal, no hay marcha atrás, hay que correr, pienso. La visión de cientos de corredores yendo de acá para allá, encuentros, abrazos, buenos deseos para mañana, todo hace que mi cosquilleo se multiplique por dos, huele a carrera, huele a maratón. El sábado discurre entre risas en un bar cerca de la Gran Vía con un chorizo en “busca y captura”, siesta correspondiente y cena de la pasta en la Nicolleta.

Y por fin llegó el domingo. ¿Cuántas veces habré imaginado este momento? Nos dirigimos a la salida como soldados a una batalla, cada uno a la suya, mejorar tiempos unos, acabar otros y dentro de las posibilidades, disfrutar todos. Paco Garzón con su cámara de fotos,( que ya se había convertido en parte de su brazo), ameniza los instantes previos. Este año el maratón coincide con la carrera de 10km que May realiza por primera vez y en un tiempo excelente de 1h, felicidades compañera.

Los primeros kilómetros pasan rápido pero no tanto como el globo de 4h que nos adelanta a velocidad supersónica. Antoñito y yo regulando y Paco, que ya se ha unido a nosotros, en su línea, animando, charlando con unos y con otros, en fin, un espectáculo. En esta fase de la carrera en la que aún soy humano, compruebo por mí mismo lo que tantas veces me ha comentado Tony, ¡cuantos aplausos, cuantas persona anónimas animando, cuantos choques de manos con los pequeños, charangas, gaiteros¡ Todos ellos también contribuyen a que el calvario sea dulce. Tras la indescriptible sensación de correr por Gran Vía, Preciados, Puerta del Sol, Plaza de Oriente etc, cumplimos la media en 2h, 4m, 25 minutos después de Pablo y Tony y tras Simón, Francis e Isabel que también andan por delante. Aquí ya empiezo a notar cierto cansancio pero no imaginaba lo que me aguardaba sólo unos kilómetros después. El 28 marca mi declive total, las piernas, que se han convertido en dos pilares de hormigón, me hacen parar.

El grupo que formamos Antoñito, Paco, Tomás de Bejar que se había unido al grupo un poco antes y yo, se resiste a romperse. Por fin convenzo, no sin esfuerzo, a Antoñito para que continúe ( racias por tu solidaridad). Comienza mi dulce calvario. No he podido quitarme de encima a Paco, ni a sus estiramientos, ni a su conversación, ni a su aliento constante, ni a su optimismo en los peores momentos pero ¿Qué hubiera sido de mí sin él? Los patinadores con reflex van y vienen de mis piernas como abejas a las flores. Del 30 al 35 te recuperas – dice Paco- y como un clavo, ese tramo lo hacemos corriendo. En Atocha me encuentro con mi familia, posiblemente no esperaban verme andando pero seguro que se alegran de verme. Manuel hace los dos últimos kilómetros con nosotros y 5h 14 minutos después de la salida entro en meta con él de la mano. No se si con vuestra experiencia tendréis una idea de lo que sentí pero casi me hecho a llorar. Desconozco si esto sólo sucede en Madrid pero si tengo claro que sólo en este deporte una pesadilla de 14 kilómetros se puede convertir en un dulce calvario.

Reunidos de nuevo en un restaurante próximo al hotel, comentamos cómo nos ha ido en la batalla. Antoñito finaliza en 4h 37m no sin pasar su calvario particular a partir del 37. Tony, que también ha echado el pie a tierra varias veces, entra en 3h 36m con Pablo( lo de este tío sin haber casi entrenado es increíble). Isabel , la “pelu”, acaba en 4h 05m sin despeinarse. Simón llegó en 4h 17m por derecho y Francis en unos magníficos 3h 44m, enhorabuena a todos”.

 
 
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