De mal en peor, cuando parecía imposible, 4-0
Derrota infame del Granada en Sevilla, que no compitió en ningún momento un partido que dio por perdido antes de viajar. La imagen del equipo queda muy tocada y las opciones de salvación pasan por una transformación milagrosa del juego.
Partido con poca historia, que sobraba antes de empezar, pero al que los jugadores del Granada quizá pudieron ponerle algo más de interés. La eliminatoria era un estorbo para el equipo rojiblanco, que por su bien debió quedar eliminado en Córdoba y evitar este esperpento de octavos.
Desde el primer minuto el partido apuntaba a insoportable. El Granada salía con Rico e Iturra en el centro del campo, a pesar de lo cual no tenía presencia alguna. Los hombres de Caparrós se limitaron a rechazar a córner todos los balones que llegaban a su área, hasta que uno de ellos traspasó la línea de gol, producto de la insistencia y de la falta de intensidad del equipo rojiblanco.
El ataque ni existía. Parecía que el área contraria estaba en otro barrio de Sevilla, y los delanteros granadinistas deambulaban en un partido que se fue haciendo largo hasta la extenuación del forofo más pasional.
Un gol, después otro, y así sucesivamente, mientras pasaban los minutos intentando que el ridículo no fuera a mayores y terminara en una goleada que fuera recordada durante años.
El equipo de Caparrós perdió y fue eliminado, como se preveía, pero hay formas de hacer las cosas. Si los jugadores que comparecieron no debían arriesgar, no estaban suficientemente motivados, o tenían su cabeza en la liga, habría sido mejor hacerlo con otros que dejaran en mejor lugar el escudo.
Gracias a que el Sevilla no quiso hacer un destrozo, y que los suplentes de Emery tampoco se vaciaron, el resultado no fue de escándalo. La cuestión es que las sensaciones empeoran tras la ligera mejoría del pasado domingo, por mucho que se quiera quitar importancia a esta eliminatoria.
No se pueden sacar grandes conclusiones, en un partido en el que el equipo mostró estar en situación de encefalograma plano. Porque si hubiera que sacarlas, es que el descenso es inevitable con esta actitud y con este fútbol.
Y queda siempre la incógnita de Caparrós. Su incapacidad para cambiar la tendencia es evidente y discernir hasta dónde llegará su crédito escapa a cualquier lógica, que no esté orientada por un estricto criterio economicista. El coste de su destitución supone un lastre para las arcas del club y condicionaría mucho la llegada de jugadores nuevos en el mercado de invierno.
Mientras, la sensación de pesimismo crece y los aficionados acumulan razones para desilusionarse de cara a las posibilidades del equipo en la segunda vuelta. Esto huele a muerto.
Sevilla FC: Rico; Figueiras, Kolo, Carriço, F. Navarro; Coke, Krychowiak (Iborra, 64), Deulofeu, Denis (Reyes, 78); Iago Aspas, Gameiro (Bacca, 69)
Granada CF: Roberto; Nyom, Mainz, Marcelo, Juan Carlos; Iturra, Yuste (Larsson, 59), Fran Rico, Foulquier; Riki (Machís, 43), Ortuño (Success, 84)
Goles: 1-0, 18: Gameiro; 2-0, 27: Iago Aspas; 3-0, 55: Gameiro; 4-0, 63: Denis Suárez.
Árbitro: Clos Gómez (colegio aragonés). Mostró tarjeta amarilla a Nyom y Foulquier por el Granada y a Reyes por el Sevilla.
Incidencias: Partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio Sánchez Pizjuán.cordero@granadaenjuego.com
Granada es la única provincia de toda Andalucía que ofrece a todas las federaciones deportivas la posibilidad de acceder a este tipo de ayudas
La plantilla disfrutará el miércoles de una jornada de descanso