EL GALLINERO

De aquellas gestas, este liderato

Jesús Albarracín  |  28 de octubre de 2019
Jesús Albarracín (GRJ)
Jesús Albarracín (GRJ)

El Granada es líder. Sí, parece un titular escueto, sin más información que la que han repartido numerosos medios de comunicación. El Granada es el primero de Primera, más valioso todavía por aquello de ser un recién ascendido. El 75% de la audiencia de programas deportivos a pesar de todo lo descartan como candidato al título liguero. Normal, claro. Tampoco ha sido nunca una preferencia en las casas de apuestas previas a partidos de Primera. Incluso en Segunda la pasada campaña perdió relevancia por el mal curso anterior. Nunca ha sido un equipo al que temiese nadie, de hecho siempre ha llegado a considerarse un club “simpático” o “majete”. Basta con haber recorrido otras ciudades para escuchar: “¿Del Granada? ¿Sí? Qué cantidad de bares y qué bonita es la Alhambra”. Pero nadie tomaba enserio a un equipo al que le respalda trabajo y compromiso, responsable en su gestión y práctico a la hora de explotar todos sus recursos.

Granada es la ciudad simpática y también la de la ‘malafollá’; la ciudad idónea para salir de fiesta, estudiar o pedir una plaza Erasmus y para pasar un buen fin de semana a coste bien barato. En invierno también para esquiar. Granada es muchas cosas pero nunca ha sido una amenaza, ni social ni económica a la hora de competir con otros municipios de nuestro entorno. Nadie nos tomaba enserio. No. Granada es la ciudad ideal pero “nunca será Sevilla o Málaga”, dicen algunos. Tampoco en cuanto a su equipo de fútbol. El mismo club que ha dado una lección en la élite, en una competición en la que varios equipos agolpan cantidades infinitas de dinero, jugadores de ‘Champions’ y estadios con cinco estrellas. Pocas veces era fácil ver al Granada Club de Fútbol en un medio nacional si no se trataba de un compromiso liguero ante el Madrid o Barça. En las últimas décadas, la única noticia que tuvo su hueco en RTVE fue en la que los jugadores del Granada se habían arrodillado en el césped antes de un partido. O cuando estuvieron encerrados en el vestuario como protesta al no cobrar. Por desgracia esa era la única realidad que contemplaba el resto del país sobre un equipo que ya había brillado en Primera.

Muchos ignoraban el poder que conseguirían esos ‘filipinos’ que hicieron lo imposible para que el cementerio de San José no tuviese una lápida con el nombre del Granada. Aquellos aficionados eran los mismos que ya pusieron de moda su nuevo hogar cuando tocó decir adiós al antiguo Los Cármenes. El Zaidín comenzó a plasmar un nuevo ambiente: bares con el escudo del equipo, puestos de venta con bufandas y banderas. La grada de Tribuna era en la que se concentraban, todos se conocían y guardaban el domingo como su día: el mismo en el que jugaba su Granada. Como ya ha sucedido en muchos históricos de nuestro fútbol, los problemas económicos también hicieron mella en un Granada aquejado de deudas y problemas. Ningún empresario de la ciudad conseguía resurgir a un equipo que poco se le parecía a aquel de los sesenta y setenta. Tuvieron que pasar años para que fuesen otros los que le diesen una segunda oportunidad a un club al que se despedía por la puerta grande cuando llegaba el Real Madrid o el Barcelona. Los toreros, por aquello de la proximidad con la plaza. Los guerreros, los héroes.

 

Tampoco después, cuando el Granada retornó a la élite, supuso una gran amenaza para el resto de equipos. Granada y su equipo seguían siendo ‘majos’, un buen escenario en el que disfrutar. Pero volvieron a infravalorar a esos filipinos que ya eran más fuertes, más respaldados con nuevas generaciones que se enamoraron con el Granada. Y volvió a tocar sufrir, a descender, a despoblarse el estadio. Pero los filipinos respondieron otra vez, como siempre, llueva o truene. En su asiento, el de siempre. El Granada encontró una buena gestión, un nuevo líder. Un equipo comprometido, representativo para una grada deseosa de triunfos y fútbol. Granada recuperó a Lorca, el tren, una Sanidad más justa, un nuevo motor con el Parque Tecnológico de la Salud, vida en sus calles, más conexiones por avión, más impacto universitario, una calle concienciada con los problemas sociales y económicos, movilizada. El reencuentro con su identidad musical y cultural. Y a su equipo ganándole al Betis y ocupando la primera plaza de Primera más de 40 años después -30 de septiembre de 1973- y la primera plana de la prensa nacional. No subestimen al Granada ni a su gente.

@JesAlbarracin

 
 
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