HISTORIAS: Fútbol Guaraní, por José Luis Ramos Torres
Tras la decepción de la maldita liguilla de ascenso con que finalizó la 95-96, en el verano comienza una nueva pretemporada. Y en las pretemporadas granadinistas es algo habitual desde hace veintitrés años la disputa del Trofeo Granada. A primeros de agosto se anuncia que el rival para la edición XXIV vuelve a ser un club extranjero, se trata del Cerro Porteño, club paraguayo con sede en la capital, Asunción. Desde cuatro años atrás, desde 1992, con la participación del FAR de Rabat, no ha visitado nuestro trofeo un club extranjero. Hasta el momento, en las veintitrés ediciones ya disputadas hemos visto pasar por Granada, junto a varios nacionales, otros clubes de distintos países: un yugoslavo (cuando todavía existía esa nacionalidad), dos uruguayos, cuatro portugueses, tres húngaros, dos rumanos, dos argentinos, un búlgaro, un holandés, tres marroquíes y un ruso. A todas esas nacionalidades viene a unirse en 1996 la paraguaya.
Típicos también de pretemporada son los distintos enfrentamientos del Granada con equipos de inferiores categorías, tales como Úbeda, Fuengirola, San Fernando y Linares. Pero el primero de esos bolos veraniegos es en Albolote, ante el Imperio, por entonces en Regional Preferente, donde los rojiblancos se imponen (1-3) en partido que ofrece televisado en diferido pero esa misma tarde, un medio por entonces muy pujante, Radiotelevisión de Albolote. Sobre la superficie terriza de las instalaciones deportivas municipales alboloteñas podemos ver a las incorporaciones del nuevo Granada 96-97, entre ellos el joven Berruezo, apuesta personal de Candi, que lo fichó del Vélez antes de concluir la temporada anterior, que a los diez minutos de partido tiene que retirarse lesionado.
En el terreno de lo económico, con la venta del viejo estadio llevada a cabo y la liquidación de todas las deudas parecería que los males del club rojiblanco ya están resueltos. Pero nada de eso. En sólo unos meses, los que van de mayo, cuando por fin se vendió el viejo Los Cármenes, a agosto de 1996, ha cambiado el panorama y de la euforia inicial hemos pasado a poder leer en estas fechas unas declaraciones de Cándido Gómez a Ideal en donde dice que «la situación económica del Granada es desastrosa». Y dice D. Cándido que «El club necesita protección total, de cajas de ahorros, del ayuntamiento, que a pesar de que ayuda en parte nunca es suficiente, de la diputación que también realiza una aportación. Lo que necesita la entidad es potencial económico. La ayuda de palabra no me sirve para nada, sólo es útil la ayuda económica». Estas declaraciones dejan entrever el cansancio y la desilusión de Candi, que lleva poco más de un año en el cargo.
Volviendo al trofeo, sobre el rival se puede decir que es uno de los dos clubes paraguayos que dominan los campeonatos del país austral. Esos dos clubes son el Olimpia (el equipo que fuera de Gustavo Benítez) y el Cerro Porteño. Sus enfrentamientos, o “clásicos”, como se conoce en el cono sur americano a los partidos que por aquí solemos denominar derbis, suelen dirimir el campeón. Ambos equipos acaparan el protagonismo de un fútbol, el paraguayo, que estando muy lejos del de sus vecinos, es, no obstante, de los más competitivos del continente sudamericano. En España y en Granada hemos podido ver a numerosos jugadores salidos del país guaraní, y entre ellos algunos sobresalientes. El Olimpia sí ostenta algún título continental, no así el Cerro Porteño, aunque sus participaciones en Libertadores son numerosas, llegando hasta en cinco ocasiones a semifinales. El equipo azulgrana, que esos son sus colores, comparecía en Granada después de haber ganado hasta la fecha veinte ligas, y en esos momentos marchaba líder en el campeonato de su país, que acabaría ganando. A priori no estaba mal del todo el cartel de esta edición del trofeo agosteño granadino.
Históricamente para los rojiblancos no retornar a la máxima categoría por la vía rápida no es buen augurio