El CB Granada finaliza un año de contrastes
Los nazaríes terminan el año en puestos de descenso, un año en el que por primera vez pudieron entrar en playoff. Las lesiones marcan el final de año de los de Poch, que deberán mejorar su rendimiento para afrontar el 2011 con garantías
El CB Granada iniciaba el año que termina hoy con una abultada derrota en Málaga (112-87), pero la plantilla y el cuerpo técnico estaban tranquilos, ya que el equipo había mostrado buenas señas hasta el momento. 6 victorias y 10 derrotas colocaban a los nazaríes 14ºs en la clasificación, con 2 triunfos sobre el corte del descenso, marcado en ese momento por el sorprendente Bilbao, que no estaba respondiendo a las expectativas sobre ellos depositadas.
Hasta el final de la primera vuelta el CB solamente sería capaz de sumar un triunfo en casa frente a Murcia, un equipo el murciano que acabaría descendiendo, y que en su visita al Palacio tuvo en la figura del hoy nazarí Paulo Prestes a su mejor hombre, con 16 puntos, 11 rebotes y ningún fallo en el tiro. Aún se espera esta imagen del brasileño, que si bien en las últimas jornadas estaba despegando de nuevo, en el partido frente a Valladolid sufrió un banquillazo a modo de castigo por sus malos 5 minutos de juego. Con 7 victorias y 12 derrotas finalizaba una primera vuelta que podría catalogarse de buena.
La segunda mitad del campeonato comenzó con una brillante victoria en casa ante el otro equipo que acabaría descendiendo, el Xacobeo Blu:Sens, conjunto que no obstante en ese momento era la revelación del campeonato y a punto había estado de colarse en Copa del Rey. Tras la llegada del bosnio Ermin Jazvin, que vino a reforzar el juego interior del equipo, dos victorias consecutivas frente a Gran Canaria en el Palacio y Joventut fuera de casa permitieron a los hombres de Poch poner sus miras en los puestos de playoff, que se encontraban a una victoria escasa. Esta ilusión fue el motor que movió a equipo y afición hasta el final de la temporada, con victorias en canchas difíciles como Sevilla que reafirmaban el objetivo, si bien otras derrotas ante equipos más asequibles como Estudiantes en casa, en un partido excepcional de Germán Gabriel, devolvían a la Tierra a los rojiverdes.
El partido clave que parecía hacer olvidar a los de Poch la opción de entrar en la postemporada fue el de Vitoria. Ante el Caja Laboral se cuajó un magnífico partido de conjunto, pero el último minuto fue desastroso. Una serie de acciones precipitadas dieron al traste con una ventaja de 6 puntos a escaso minuto y medio de la conclusión. El 70-69 final fue un mazazo para los granadinos, que a pesar de todo supieron sobreponerse y sumar en los dos partidos siguientes frente a Fuenlabrada y Manresa. El duelo en casa frente al Real Madrid se presentaba como una final, y de ese modo lo jugó el equipo, consciente de que el tren de la 8ª posición pasaba por esa estación. En un disputadísimo partido, entre Pablo Prigioni y Morris Almond volvieron a decidir el choque en el último minuto, suponiendo pues una derrota para el CB.
La derrota en San Sebastián sellaba la no clasificación del equipo, que se despedía de su afición con una derrota ante Unicaja, y la temporada se cerraba en Murcia con una victoria. Temporada que veía cómo Richard Hendrix ponía el broche de oro al ser nombrado Jugador Revelación de la temporada. El norteamericano fraguó una temporada de ensueño y sin duda fue clave para que el CB lograse un registro de 15 victorias, igualando su mejor marca histórica. El de Alabama firmó por el Maccabi de Euroliga y la temporada que se avecinaba se presentaba ilusionante en lo deportivo pero complicada en lo económico.
El verano dejó las bajas de jugadores importantes y con trayectoria en el equipo como Jimmie Hunter, Juampi Gutiérrez o Juani Jasen, y trajo los fichajes de un Mario Bruno Fernández convaleciente de una, a priori, sencilla intervención en la rodilla que no le impediría iniciar la temporada, del francés Ludovic Vaty, una de las perlas del continente que venía a ser el Hendrix de la anterior campaña, además del norteamericano Robert Kurz y el ruso Yaroslav Korolev, este último uno de los mejores jugadores juveniles de su promoción.
No obstante, la temporada comenzó a torcerse antes incluso de iniciarse. Vaty no superó el reconocimiento médico por un problema en su tobillo y la rodilla de Mario se agravó hasta el punto de que a día de hoy aún se desconoce cuándo regresará a las pistas de baloncesto. Estos hechos forzaron un cambio en la planificación de la plantilla, que cerraba sus incorporaciones con el prometedor español Mamadou Samb, el brasileño Paulao Prestes y el estadounidense Reece Gaines, que sería cortado la semana antes de iniciar la liga y sustituido por su compatriota Coby Karl.
El desarrollo hasta nuestros días es conocido por todos. Complicado calendario, derrotas por escaso margen de puntos y sucesión de lesiones. Paulao que no acababa de despegar, Samb que veía la mayoría de los minutos desde el banquillo y Joe Ingles que se destapaba como la gran referencia, junto a Robert Kurz, del equipo. Hasta que el Barça se fijó en él y decidió reforzarse con su fichaje, que a buen seguro suavizó la situación económica del club, de considerable emergencia, pero que abrió un boquete en lo deportivo que será difícil subsanar, ya que su sustituto, Andre Owens, dista mucho de aportar todo lo que hacía el australiano.
Las victorias ante Estudiantes, Cajasol y Joventut se antojan insuficientes, el equipo marcha penúltimo en la clasificación, en puestos de descenso, y con Jon Stefansson recién lesionado. Ciertamente el año no podía terminar peor, aunque esta serie de hechos no deben ser óbice para que la afición continúe apoyando al equipo y sea optimista, ya que, por otro lado, tan solo se está a una victoria de conseguir la salvación.
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