Correr antes de andar
CRONTRACRÓNICA | El Granada volvió a perder el rumbo en busca de la victoria
Guille Abascal parece empeñado en sacar un conejo de la chistera en cada obstáculo del camino, como si estuviese obligado a demostrar su valía con fórmulas magistrales que sólo él sabe descifrar, y en ocasiones no es necesario elaborar complejas esferificaciones de caviar para cocinar una receta suculenta y efectiva, sobre todo cuando se cuenta con una materia prima de calidad, basta con respetar el producto, colocarlo en el lugar correcto y aplicar la cocción adecuada para que el resultado sea satisfactorio.
Que la presencia de Trigueros sobre el césped es innegociable parece evidente, pero el técnico rojiblanco le ha encontrado acomodo sobre un dibujo asimétrico, que obliga al exjugador del Villarreal a estar pendiente del flanco zurdo en fase defensiva, una labor que socava la jerarquía del centrocampista con el balón, creando confusión y ralentizando el juego nazarí.
Además, el libreto de Abascal cuenta entre sus dogmas con la salida de balón desde atrás, una propuesta que puede ser efectiva para descoser al rival si se cuenta con los jugadores adecuados para interpretarla, pero que en estas primeras jornadas está suponiendo más una fuente de problemas que una solución, con una circulación lenta y pérdidas que comprometían al equipo.
Tras el encuentro, muchos parroquianos de Los Cármenes llegarían a sus hogares relatando que vieron al Granada tratar de remontar con un lateral derecho actuando como extremo izquierdo, con un central ocupando la demarcación de delantero y un centrocampista en el papel de central, un desbarajuste táctico que convertiría la narración en inverosímil, levantando las sospechas de sus allegados, que se preguntarían si verdaderamente acudieron al estadio o si, por el contrario, la tarde fue por otros derroteros alejados del coliseo del Zaidín y lo contado era una mera estrategia de distracción.
Abascal trató de desgranar en la sala de prensa su trampantojo, justificando la presencia de Rubén Sánchez como extremo por su capacidad de llegada para rematar los centros al segundo palo, una labor para la que Corbeanu, con su 1,90 de altura, no estaba capacitado, alegando que el canadiense hubiese ralentizado el juego por su tendencia a encarar, lo que también pone en duda la autoridad del técnico para imponer consignas a sus jugadores y que éstos las interpreten sobre el terreno de juego.
El sevillano también colocó a Rubio en la punta de lanza, con la misión de fijar a los centrales y bajar balones para que Uzuni y Weissman aprovechasen las segundas jugadas, misión para la que, aparentemente, tampoco estaba preparado Siren Diao, el espigado delantero de 1,89 cm que se quedó en el banquillo, viendo como los numerosos centros morían sin peligro.
Haber apostado por unas soluciones más evidentes, quizás tampoco hubiese cambiado el desenlace, pero habría evitado que todas las críticas se focalizasen en el banquillo, que estará sujeto a escrutinio en la próxima jornada, donde el Granada necesita una victoria convincente para disipar los nubarrones que han aparecido de forma precipitada sobre Los Cármenes y Abascal, aparentemente empecinado en descubrir la fórmula de la Coca-Cola.
En técnico ha confirmado que tiene contrato hasta 2027
"Me sorprendieron las declaraciones de Escribá, están fuera de tono", ha admitido el director general del Granada