El efecto 'Buonanotte'
Lucas Alcaraz ha encontrado en el jugador argentino un revulsivo para cuando los encuentros no marchan bien, una situación que no termina de agradar al futbolista
Diego Buonanotte desembarcó en el Granada en el mercado invernal de la pasada temporada, su precio de 2,3 millones de euros y su contrato de cuatro años convertían al jugador argentino en uno de los pilares de carga del proyecto rojiblanco, pero el paso del tiempo le ha deparado un papel secundario, una situación con la que el jugador no está cómodo.
Buonanotte fichaba con el Granada con la intención de asentarse, disfrutar de los minutos que no tenía en el Málaga y confirmar sobre el terreno de juego la calidad que atesora, pero desde el principio estas ilusiones no tardaron en disiparse.
En sus primeros cuatro encuentros como rojiblanco, Buonanotte volvió a probar un sabor que ya le era familiar, el del banquillo. Lucas Alcaraz le fue dando minutos contra el Real Madrid, Deportivo de la Coruña, Barcelona y Celta, pero siempre comenzando como suplente, algo que parecía razonable atendiendo a un periodo de aclimatación, pero esta tendencia ha terminado por convertirse en dogma con el paso de los encuentros.
El jugador argentino tuvo que esperar hasta el quinto encuentro para ver su nombre entre los titulares, un choque que el Granada terminó perdiendo 1-2 contra el Mallorca y en el que Buonanotte no pudo rendir a su mejor nivel. Para el siguiente partido fuera de casa Alcaraz apostó por un esquema más conservador, lo que devolvió a Diego al banquillo, saliendo en la segunda mitad para intentar cambiar el rumbo del encuentro aunque sin suerte.
Lucas Alcaraz vuelve a confiar en el argentino en la siguiente jornada para medirse al Levante, pero el equipo y el propio Buonanotte vuelven a estar por debajo de las expectativas y el técnico granadino decide borrar al mediocentro de las alineaciones titulares.
Tras medirse al conjunto granota Buonanotte encadena cuatro encuentros consecutivos saliendo desde el banquillo, siempre con el partido en desventaja y con la responsabilidad de cambiar el ritmo del equipo, aunque sin lograr el efecto deseado.
En los dos próximos encuentros ligueros Alcaraz iba a desvelar, en cierta forma, el rol que le había colocado a Buonanotte, el de revulsivo. Contra el Espanyol y el Málaga el jugador argentino no disputó ni un solo minuto, los encuentros iban de cara para el Granada y el técnico nazarí optó por otros cambios para mantener el resultado favorable.
Con el campeonato tocando a su fin y con la necesidad acuciante de conseguir puntos para alcanzar la permanencia llegó uno de los momentos estelares de Buonanotte como detonante para revolucionar los encuentros. La visita a la Real Sociedad estaba cuesta arriba, los donostiarras habían cuajada una gran primera mitad y a pesar de haber recortado la diferencia en el marcador el choque parecía decantarse del lado Txuri urdin, pero todo cambió con la entrada de Diego, que cambió de forma radical el latir del equipo, multiplicándose por todos los rincones del campo, un torbellino que terminó por descentrar a la Real Sociedad y darle el empate al Granada, un punto que encarrilaba la permanencia y que en cierta forma condenaba al propio Buonanotte a su papel de revulsivo.
La permanencia virtual llegaría contra el Osasuna, una fiesta a la que Buonanotte se sumó desde el banquillo y a la que contribuyó con el tercer tanto del equipo en el minuto 93. Con el objetivo en el bolsillo, Alcaraz le devolvió a Diego la titularidad en los dos últimos encuentros de liga contra Valencia y Getafe, circunstancia testimonial.
En total, desde su llegada, Buonanotte ha disputado 19 encuentros, 15 como suplente, en dos de los cuales no disputó ni un solo minuto, siendo titular tan sólo en los otros cuatro encuentros restantes, unos guarismos que están muy lejos de las intenciones del jugador y del contrato que firmó a su llegada.
Esta tendencia se ha vuelto a ejemplificar en el arranque de la nueva temporada. Lucas Alcaraz no contó con Buonanotte en la primera victoria de la campaña contra el Osasuna, pero sí lo hizo contra el Real Madrid, con el marcador en contra y con el peso de tener que cambiar el paso del equipo, un requerimiento al que el jugador argentino volvió a responder con una buena actuación, colocándose nuevamente y de forma paradójica los grilletes como revulsivo.
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