"Somos de Valencia, pero iríamos a Granada de rodillas por nuestro equipo"
AMBIENTE | Una veintena de aficionados rojiblancos, procedentes de distintos puntos de España, animaron a los de Robert Moreno contra el Levante
El Granada CF no estuvo solo en el ‘Ciutat de Valencia’, donde logró su primer triunfo a domicilio de la temporada y, además, brindando la mejor exhibición de la era Robert Moreno. El horario del lunes, que le ha pillado manía a los rojiblancos, no fue un impedimento para que unos veinte aficionados procedentes de distintos puntos del país se dieran cita en el coliseo granota. Todos ellos disfrutaron, por fin, del buen juego de su equipo y, lo que al comienzo de la noche podía parecer un reto mayúsculo por lo trascendental del encuentro, acabaron siendo 90 minutos de gozo en los que cantaron hasta tres goles de los hombres de Robert Moreno.
Durante las horas previas al encuentro, los colores azulgranas locales se mezclaban en los aledaños del estadio de Orriols con algunas personas vestidas de rojiblanco. Tres de ellas eran Alberto, Ainoha y Brian, valencianos, pero granadinistas. El primero, por quedar prendado de la capital de la Alhambra en un viaje de dos días. La segunda, por amor. Y, el tercero, por amistad.
La historia de Alberto y su idilio rojiblanco horizontal era el siguiente: “Viajé un año a Granada, y me enamoré tanto de la ciudad, como del club y la afición. Fue en 2011 y, desde entonces, he visto al equipo siempre que ha jugado en la Comunidad Valenciana”. Pese a la distancia, es consciente de las señas del equipo, porque “la casta y el coraje sigue estando. El lema de la eterna lucha es lo que nos identifica”.
Brian, su amigo, va más allá y, ante la posibilidad de asistir a un partido en el ‘Nuevo Los Cármenes’, “si hay que ir, andando o de rodillas, lo que sea por nuestro equipo”. “Sin lucha, no hay fútbol. El Granada es un equipo pequeñito que nunca se rinde” recalcó.
La pasión por el club venció a la timidez de Ainoha para animar como nunca al conjunto rojiblanco. Cuando dicen que el amor todo lo puede, es una realidad. Su novio Alberto ha hecho que ella apoye “incluso más al Granada que a mi propio equipo”.
Ellos tres se unieron al resto de granadinistas que esperaban con entusiasmo la llegada del autobús para brindar una bienvenida de altura a los suyos y aportar su granito de arena hacia el objetivo del triunfo. Desde Madrid desembarcó Mónica Reina, quien había alargado el puente por ver al equipo de sus amores en un lugar muy especial para ella. Es la presidenta de la peña granadinista de la capital, y comentó, con un brillo especial en los ojos, que “este viaje nos hacía especial ilusión, porque la última vez que vimos al Granada en vivo fue el último partido anterior a la pandemia, el 8 de marzo, en el mismo estadio y ante el mismo rival. Teníamos que estar aquí y cerrar el círculo”.
Inseparable a ella estuvo Ignacio, también procedente de tierras madrileñas. Tiene claro que nunca dejará de lado a los suyos, a pesar de las circunstancias y la lejanía: “En Europa está cualquiera. Pero, en las malas es cuando hay que apoyar de verdad, y aquí estamos”.
La locura se desató cuando el autobús de la plantilla llegó al ‘Ciutat de Valencia’. A partir de ahí, últimos preparativos y, lo que sucedió durante el envite, ya es conocido por todos. Estuvieron dispersados por distintos puntos del estadio, pero sus gritos en los tantos visitantes sonaron igual.
Al término del choque, no quisieron perder la ocasión para inmortalizarse con sus ídolos. La ocasión lo merecía, porque las sonrisas eran de oreja a oreja, tanto en los rostros de los futbolistas como de los aficionados. Hasta Roberto Soldado era uno de los demandados para fotografiarse, y no tuvo problemas en hacerlo luciendo la bufanda rojiblanca. Una noche inolvidable para Alberto, Ainoha, Brian, Mónica, Ignacio, y todos aquellos que contribuyeron, en la ciudad del Turia, a que el Granada consiguiera su primer triunfo a domicilio de la temporada.
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