La última ronda y nos vamos
CONTRACRÓNICA | La Copa vuelve a estar a caballo entre la ilusión y la penitencia
El Granada se ha plantado en los dieciseisavos de la Copa del Rey, una ronda que ya podría tener Los Cármenes como escenario, algo que multiplica la ilusión de la afición por el torneo del KO, una competición que, para equipo como el rojiblanco, cuya prioridad es la Liga, se presenta con dos caras, entre la oportunidad y el estorbo.
Con aquella edición en la que el Granada acarició la final aún en la retina, la Copa es como esa noche con los amigos, que comienza perezosa, casi improvisada, y va mejorando según avanzan las rondas, convirtiéndose en algo memorable, pero para llegar a ese punto suele haber sacrificios por el camino y veladas aciagas.
Enmarcado entre dos duelos vitales, el choque contra el Zaragoza, con un largo viaje de por medio, era un compromiso que sortear sufriendo los menos daños posibles. Un plan que no salió del todo como se esperaba, con un extra de desgaste por culpa de la prórroga y algún jugador como Williams que terminó tocado.
Pero no todo fueron inconvenientes en el expediente. Escribá también pudo extraer lecturas positivas de la eliminatoria, con jugadores de la segunda unidad danto un paso al frente, piezas como Luca Zidane, Lama, Rodelas o Weissman que demostraron estar preparados para cuando el técnico los necesite.
Ahora, toca volver a guardar la Copa en un cajón hasta el fin de semana de Reyes para centrarse en la Liga, donde de verdad el Granada tiene que dar su mejor versión porque, como recordó Escribá antes de iniciar la andadura en el torneo del KO, la Copa no es una competición que vaya a ganar el conjunto nazarí y las prioridades deben estar claras.
Luca Zidane ha vuelto a trabajar junto a sus compañeros