Relación tóxica
CONTRACRÓNICA | El Granada volvió a mostrar su cara más apática en Tenerife
Prometo que voy a cambiar, parece entonar el Granada en cada partido en 'Los Cármenes', promesas que pocos días después caen en saco roto, volviendo a repetir los mismos pecados que ya parecían superados y que brotan de nuevo como una vieja letanía que condena a los rojiblancos, un bucle que que se repitió en Tenerife, escenario donde los de Escribá volvieron a saltar del tren en marcha, desperdiciando la enésima ocasión de meterse en el pelotón de cabeza.
Contra el Oviedo, el propósito de enmienda parecía real, el equipo se mostró sólido y con oficio, aplicando una receta que volvió a encender la llama de la esperanza en la afición rojiblanca, que con algo de recelo y entre murmullos volvía a ilusionarse con su equipo, pensando que esta vez era de verdad, que las cosas habían cambiado.
El periplo hasta tierras canarias se antojaba como el viaje de la reconciliación, esa escapada romántica en la que el resto del mundo deja de importar y la chispa resurge, recordando todos y cada uno de los motivos de ese amor incondicional, pero la ilusión se volvió a marchitar, asestando otro golpe fatal a una aventura que parece condenada al fracaso.
El equipo arrancó con paso firme el partido, se adelantó en el marcador y estuvo cerca de sentenciar, el escenario parecía idílico, pero todo se truncó de forma abrupta y el Granada se volvió a desfigurar, dejando al descubierto su rostro más displicente, como si los puntos en juego no tuvieran importancia.
A pesar de los golpes, serán miles los aficionados que el próximo sábado se vuelvan a anudar la bufanda rojiblanca al cuello para acudir al estadio, sin importar lo que ocurra, solo por el escudo, albergando ese anhelo de que esta vez sí, sea la definitiva y todo cambie.
Luca Zidane ha vuelto a trabajar junto a sus compañeros