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Tras el sueño de Bilbao, la realidad del Valladolid

Jaime Lucena  |  14 de febrero de 2020
Jaime Lucena (GRJ)
Jaime Lucena (GRJ)

Todo va tan rápido para nuestro Granada que nos olvidamos de los logros de los nuestros, ya sea en Copa o en Liga, donde estamos vivos en ambos torneos, muy vivos.

El sábado pasado creo que perdimos una gran ocasión en nuestra visita liguera al Atlético de Madrid. Pocas veces vamos a encontrar un Atlético con tantas bajas, dudas, inquietud en las gradas y nerviosismo en sus jugadores. Tampoco nosotros acudíamos a la cita en nuestro mejor momento, es cierto, con una racha sin puntuar como visitantes demasiado amplia, con tantos jugadores lesionados y haciendo rotaciones pensando en el compromiso copero.

El partido empezó torcido desde el comienzo, con el gol de Correa tras grave error defensivo, se arregló después tras el cambio de dibujo ordenado por el técnico y ayudado por el nerviosismo del rival que quería guardar la victoria a toda costa, incluso a costa de enfadar a sus seguidores jugando tan atrás, y acabó con los nuestros buscando el gol del empate que evitó ese gran portero que es Oblack. Lo dicho, creo que habrá pocas ocasiones como la del sábado de puntuar.

 

Y ayer el partido que todos estábamos esperando, el partido de semifinales frente al Bilbao, ese partido que se preveía complicadísimo y que así resulto ser. Empezaron bien los nuestros, con todo en el campo, sin jugadores reservados para futuros compromisos, bien plantados, con ocasiones de Soldado y Herrera, hasta que Muniain y Williams aparecieron, y todo se nublo para los nuestros. Son dos grandes jugadores, Muniain fue siempre indetectable para nuestra defensa, y Williams fue demasiado rápido y vertical. Las ocasiones rivales se sucedieron y apareció la enorme figura de Riu Silva, demostrando lo gran portero que es. El gol rival tenía que llegar y llegó en una desatención defensiva, más pendientes de una decisión arbitral que de defender a Williams, que cedió a Muniain para el gol local. Era lógico, era justo.

La segunda parte fue diferente, de nuevo el paso a tres centrales fue positivo, como frente al Valencia o Atlético, los nuestros empezaron a sacudirse el agobio, aunque las ocasiones, menos, seguían siendo rivales, gol anulado incluido por claro fuera de juego posicional de Williams.

Al final, entre que el rival no quería encajar un gol, y que nosotros no queríamos encajar el segundo, poco ocurrió excepto un disparo lejano y peligroso de Neva y una ocasión de cabeza a la salida de un corner de Gonalons. Como en el Wanda, los nuestros acabaron empujando, lo cual es una excelente señal. Y ahora la vuelta dentro de tres semanas, sin Soldado, donde habrá que remontar un 1-0 en contra con el apoyo de estoy seguro un estadio lleno. Será difícil, no hay duda, pero aún tengo más claro que será posible, no tengo ninguna duda.

Y ahora la liga, en casa, frente a un rival directo como es el Valladolid, y donde todos esperamos que los nuestros puedan sacar un partido tan importante tal y como hicieron frente al Mallorca y al Español.Será complicado, porque el rival lo es, porque los nuestros llevan mucho “tute” en las piernas, y donde a las bajas ya conocidas habrá que sumarle las de Duarte y Soldado por sanción, y esperemos que las molestias de Puertas no le impidan ser de la partida. Confianza absoluta, no hay otra con este grupo.

El Recreativo no pudo ganar su partido frente al UCAM Murcia, perdiendo el mismo en el descuento, y malgastando una oportunidad de oro de haber enlazado dos victorias seguidas que nos hubiesen acercado al objetivo. No pudo ser y no queda otra que seguir insistiendo en conseguir los tres puntos, la situación sigue siendo muy delicada, pero tiempo y jugadores hay para salir de ella. El equipo tiene más y mejores mimbres que al principio, deben demostrarlo.

Y en baloncesto toco cara tras la victoria frente al Canoe, en un tercer cuarto descomunal de los nuestros que se saldó con un parcial de 40-9 tras dos cuartos muy igualados. Victoria muy importante ya que una derrota habría echo sonar todas las alarmas, pero victoria que tampoco nos lleva a pensar que la crisis se ha acabado, ya que queda demostrarlo fuera de casa, con un partido completo durante todos los cuartos, donde no desaparezcamos al primer arreón serio del rival, y donde la fortaleza como equipo se aprecie de manera inequívoca. Esto, durante toda la temporada todavía no ha ocurrido, y lo que viene es una prueba de fuego en Melilla, donde los nuestros deberán de demostrarse a si mismos si ya son mayores o todavía hay que esperar.  

jlucena@granadaenjuego.com

 
 
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