ÁREA TÉCNICA
Gestión de grupos
Dentro de la gran dificultad que supone el dirigir un equipo de fútbol profesional con la consecución de unos determinados objetivos (entiéndase ganar títulos, jugar en Europa, no descender, ascender de categoría) que repercuten directamente en la economía de cada club, me gustaría ser capaz de transmitiros los distintos estilos o formas de gestionar un vestuario que se pueden utilizar para la consecución de dichos objetivos.
La exigencia del propio club, la gestión de egos, la influencia de los medios de comunicación, la presión de los agentes de representación, en la que siempre suelen estar presentes el interés personal por encima del colectivo, hace que la tarea del técnico sea todavía más complicada
Hablamos mucho de cohesión grupal, estar unidos, ser una piña, pero somos los propios técnicos en el ejercicio de nuestras obligaciones profesionales, quiénes dividimos al grupo, al hacer una convocatoria y tener que dejar fuera de la misma a varios jugadores, al hacer una alineación y tener que decidir entre dos futbolistas que entrenan bien y tienen el mismo objetivo de ser titular, al realizar un determinado cambio u otro....
A lo largo de una temporada se toman muchas decisiones de riesgo que se van a valorar según el resultado final del partido y se generan conflictos internos que el propio entrenador deberá de ir solucionando pensando siempre en el bien del grupo.
Los estilos o formas de gestionar los grupos pueden o deben ser:
Autoritario, para la realización de un trabajo serio, riguroso, productivo, planteando objetivos alcanzables, tanto a nivel colectivo como individual.
Permisivo o flexible, para mantener la motivación y una buena dinámica de trabajo.
Democrático, para dar unidad al grupo de la manera más objetiva y coherente posible.
Ecléptico: Puede ser el más adecuado para la gestión de un grupo deportivo, ya que recoge o utiliza lo mejor de cada uno de los estilos anteriores.
Las normas deben ser iguales para todos, pero el trato debe ser individualizado..
Por lo tanto, a modo de conclusión y como máximo responsable de un Cuerpo Técnico o equipo de colaboradores, el entrenador profesional deberá ser una persona equilibrada emocionalmente, tener unas buenas habilidades sociales (saber comunicarse con el grupo), ser asertivo (estar seguro de sí mismo en todo lo que hace), practicar la escucha activa y saber reforzar positivamente las conductas y los progresos del grupo que dirige, ya que el respeto no se impone, hay que ganárselo.
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