ÁREA TÉCNICA
El formador-educador
Concepto de educación: Conjunto de acciones e influencias ejercidas por un ser humano sobre otro. En principio por un adulto sobre un joven y orientadas a la consecución de unos objetivos que favorezcan su formación personal y en este caso deportiva (René Hubert 1980)
Mi experiencia como profesor de un Centro de formación de técnicos, autorizado por el Ministerio de Educación y Ciencia, me está permitiendo conocer desde mucho más adentro, las grandes carencias existentes y las dificultades que se encuentran los formadores/educadores (me encanta este término) a la hora de gestionar, dirigir u orientar a los grupos de niños que tienen bajo su responsabilidad, básicamente en el mundo del fútbol.
El tema de los padres y sus comportamientos lo voy a dejar a un lado porque la idea que tengo es transmitir una serie de pautas, basadas en la experiencia y en los conocimientos adquiridos en mi etapa de profesional dirigidas a los formadores.
Entiendo que una persona que aspire a dirigir a un equipo de cantera, futbol base o fútbol formativo, debe reunir una serie de capacidades y aptitudes que le hagan ser diferentes a los demás (aunque de fútbol entiende todo el mundo). Las dificultades económicas, laborales, personales, con familias muy desestructuradas, la falta de identidad de los propios niños, le dan al formador-educador un gran papel protagonista y la posibilidad de convertirse en el referente y espejo en el que mirarse de un grupo de adolescentes, que es eso precisamente lo que necesitan. Una persona que les oriente no sólo a nivel deportivo, sino que sean parte importante en su formación como proyecto de personas adultas y responsables.
Para ello, el formador/educador debe ser una persona muy equilibrada emocionalmente en sus comportamientos y a la hora de tomar decisiones.
Deberá ser capaz de saber inculcar al niño/joven jugador el gusto, las ganas y la motivación por aprender, creando una cultura de trabajo dentro de un ambiente positivo que genere buenas sensaciones.
Planificar sesiones de entrenamientos en las que estén más presente la calidad que la cantidad de trabajo, con objetivos diarios que sean alcanzables a las posibilidades del niño, tanto a nivel grupal como individual.
Aplicar una metodología de trabajo acorde a la edad.(No todo vale), teniendo siempre muy presente que los niños que tiene bajo su responsabilidad no están formados ni física, ni mental, ni emocionalmente.
Explicar con orden y claridad, para que aquello que decimos pueda ser interiorizado por los niños, siendo asertivo y respetuoso
El formador/educador debe resultar asequible y cercano a los jugadores, debiendo ser capaz de transmitir conocimientos deportivos y sobre todo, valores morales
Por último, contemplar la derrota como una parte más del juego y utilizarla como una forma de mejora dentro del proceso enseñanza-aprendizaje, tratando de ser honesto con su grupo de trabajo y con él mismo.
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