ONCE INICIAL

Jaime Lucena  |  2 de octubre de 2014
Jaime Lucena (GRJ)
Jaime Lucena (GRJ)

Toca juntarse, hablar y rehacerse

 

Si tu equipo ha perdido sus dos últimos partidos, ha encajado siete goles y no ha marcado ninguno, es que las cosas no andan del todo bien. Algún optimista podrá argumentar que uno de esos partidos se ha jugado ni más ni menos que en el Camp Nou, pero otros podrán decir que el otro se jugó en casa frente a un flojo Levante, que demostró sus limitaciones  antes de enfrentarse a los nuestros, eran los colistas, y después, ya que perdió en su casa frente al Rayo.

Es cierto que ambos partidos fueron muy diferentes, y sus conclusiones por lo tanto han de ser distintas. En Barcelona nos encontramos a un gran equipo y con mucha hambre, recordemos que por ejemplo el sexto gol encajado viene de un error de Murillo tras presión realizada por Messi finalizando el partido, y vimos a un Granada que no tuvo suerte, ya que con el empate a cero El Arabi estrelló un balón en el larguero, y que pecó de ingenuo, ya que por ejemplo el primer gol culé vino tras error infantil, y ya van dos, de Yuste. Además de todo ello, los nuestros parecieron que se dejaron la raza tras ese primer gol, ya que a la superioridad del rival se unió una falta de intensidad preocupante de los nuestros. La conclusión tras el partido era que habíamos sido barridos en lo futbolístico y en lo anímico.

El partido del Levante fue otra historia. Frente a un flojo rival, los nuestros despacharon uno de los peores encuentros desde que el equipo está en la máxima categoría. No hubo prácticamente ninguna ocasión en el área rival, y no sabría muy bien como catalogar el juego de los nuestros excepto con el calificativo de inexistente. No se daban dos pases seguidos, y la solución eran balones largos que sus defensas centrales altos y torpes agradecían sin disimulo. El partido iba para empate a cero, pero en uno de los escasos acercamientos rivales marcaron un gol, y literalmente, aunque faltaban todavía 45 minutos, el partido finalizó ante la absoluta incapacidad de los nuestros para recuperar el pulso del mismo.

El partido dejo claro varios aspectos. De momento, y hasta que Caparrós no lo solucione, somos incapaces de llevar el peso de un partido. Si el rival se cierra no hay plan ante  dichas situaciones. Iturra no está para eso, Rico no aparece, Márquez no cuenta de momento para ser el titular del equipo, Piti está ausente, y los delanteros poca culpa tienen si no le llegan balones. No hubo  nada positivo que sacar de dicho partido, excepto, por si no estaba ya suficientemente claro, el grave problema de creación de juego que tienen los nuestros.

Como ya he comentado, el equipo estuvo horrible, tampoco el técnico anduvo fino, y tampoco el público tuvo su mejor día, y es que pitar a uno de los tuyos, El Arabi, casi desde el primer minuto del partido, demuestra muy poquito de aquellos que le pitaron, que no fueron todos ni mucho menos, pero si lo suficiente para que se hiciesen notar. 

Y ahora toca el Málaga, un equipo que como tantos otros está en construcción, que no ha demostrado gran cosa excepto aguantar defensivamente al Barcelona, que no parece poco. Más allá de los puntos, que son importantes, está el ver en los nuestros una clara mejoría tanto en lo sicológico, habiendo olvidado los dos varapalos seguidos, como en el juego, volviendo a la senda de Bilbao, aunque la prueba del algodón, será ver si el equipo se desenvuelve en Los Cármenes como hasta ahora, mal o muy mal, o hay una clara mejoría.

Pero vayamos por partes, como diría Jack el Destripador, y lo primero es lo primero, es decir, Málaga. Esperemos que nuestra imagen en casa de nuestros vecinos sea mejor que las ofrecidas hasta ahora, y podamos no solamente mejorar, sino también ganar.  

jlucena@granadaenjuego.com 


 
 
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