Fuera de juego

Granada CF, un déficit histórico

Javier Palma |  |  
12 de diciembre de 2025
Javier Palma (GRJ)
Javier Palma (GRJ)

El documento con las cuentas del Granada CF a fecha de 30 de junio de este año es algo más que un informe financiero: es el acta notarial de un desastre. El club ha pasado de ganar 2,3 millones de euros a perder más de 8 millones en un solo ejercicio, un desplome de más de 10 millones que retrata una planificación deportiva y económica sencillamente catastrófica. No es una mala racha: es un modelo que hace agua por todos lados.

Los números son demoledores. El 84% del Granada CF ya “pertenece” de facto a sus acreedores, con un pasivo superior a 54 millones y un patrimonio que se ha hundido un 44% en un año, de 18,3 a apenas 10,2 millones. Se han volatilizado más de 8 millones del valor del club mientras se jugaba a los experimentos en los despachos. La facturación se ha derrumbado de 61,6 a 17,9 millones tras el descenso, y nadie en la propiedad ha sido capaz de abrir nuevas vías de ingresos para amortiguar el golpe: los ingresos se han desplomado un 71% y la caja se ha quedado casi a cero, pasando de 7,2 millones a poco más de 338.000 euros.

Peor aún: el fondo de maniobra negativo roza los 6 millones y el Granada tarda 128 días de media en pagar a sus proveedores, más del doble del límite legal, dañando su credibilidad en el mercado y evidenciando un riesgo real de suspensión de pagos. La propia memoria de las cuentas reconoce “tensiones de tesorería” y admite que será necesario el apoyo financiero de los socios para sobrevivir a corto plazo. Traducido: sin inyecciones externas, el proyecto no se sostiene.

 

Y todo esto sucede mientras la actividad ordinaria del club genera un agujero de más de 10 millones de euros, incluso antes de sumar los gastos financieros. El negocio del Granada CF, tal y como está concebido hoy, no crea valor: lo destruye. La combinación de pérdidas, deuda, patrimonio en caída libre y liquidez mínima coloca al club en una situación límite y cuestiona seriamente la viabilidad del proyecto bajo la propiedad actual.

El gran problema ya no es sólo deportivo. El gran problema es que, si nadie asume responsabilidades y corrige el rumbo, el Granada puede dejar de ser un club de fútbol competitivo para convertirse en un problema empresarial de difícil solución. El balón todavía rueda, pero las cuentas dicen que el tiempo se está acabando.

 
 
Advertisement