MINUTO 28
Juego de toque, aunque pase esto
Dos tiros en el pie, se hizo el hara kiri, dos errores de bulto o, como redacta Federico Martínez para www.granadaenjuego.com, Los errores condenan al Granada son las frases lapidarias que recogen escueta pero gráficamente, el resumen de qué hizo el Granada CF frente al Villarreal.
El encuentro tuvo dos actos claros; una primera parte donde se representó una oda al aburrimiento, un quiero y no puedo lleno de imprecisiones, tarascadas y constantes interrupciones en el juego por parte de ambas escuadras que en la parte rojiblanca se resumió a no haber tirado a puerta ni una vez. Sólo la figura de Success emergió de entre la mediocridad para echarle picante y mordiente al acto.
Lo visto bien podía dar a entender o presagiar que, a poco que el Granada CF hilara algo fino en la contienda, podría tumbar al peor Villarreal que se ha visto en el Zaidín desde que llegamos a Primera.
Nada más lejos de la realidad, la representación nos brindó un entremés entre el primer y segundo acto, esos cinco minutos donde se salió al campo más dormido de lo que lo solemos hacer normalmente. Breve, pero suficiente para que un Villarreal que tenía en el tapete a algunos lobos con piel de cordero como Castillejo o Trigueros, no dejaran pasar semejante oportunidad, tan espléndidos regalos. Dos ofrendas, dos, y dos zarpazos. Se acabó el partido.
El segundo acto, ya sin nada que perder, se inició en el minuto 6 de la segunda parte, donde los granadinos empezaron a rondar la meta amarilla, con más corazón que cabeza y con las prisas y precipitaciones propias de quien corre contrarreloj y contra el marcador. Fran Rico, en una de las pocas llegadas con criterio, estaba en el lugar y momento apropiados para rematar un balón mal achicado por la defensa castellonense. El tiempo restante y la euforia de los instantes cercanos al gol rojiblanco hicieron soñar, al menos, con un empate que dejara cierta justicia con lo visto en el campo pues, aunque sólo fuera por ello y en líneas generales, siempre pareció que fue el Granada quien controló algo mejor el encuentro.
Pero el final no fue un empate. El submarino amarillo (alias que por cierto creo que antes que el Villarreal, lo tenía el Cádiz), remató en una contra a un Granada con tres defensas, exhausto ya, y dejó el definitivo 1-3 que, a todas luces, se antoja demasiado premio para los visitantes.
Todo un chasco es cierto. Una decepción que no debe, a mi humilde entender, hacernos renunciar a un juego de toque en lugar del patadón. No obstante, volear la pelota siempre será un recurso en momentos donde el agobio, la inseguridad o la falta de confianza en un bloque de jugadores otra vez remozado en buena parte para esta temporada, sea aconsejable. Tampoco hay que morir con ello, los partidos suelen tener varias fases para desplegar el juego. Aún así, creo que hay que dar tranquilidad y confianza a Sandoval y sus chicos, pues ese es el camino que a casi todos gusta. En cierto modo venimos de cuatro años sin casi jugar a nada, y hay muchas ganas de ver rasear y jugar al fútbol. A lo mejor este es el peaje que hay que pagar, la novatada.
Lo que menos me gustó del partido fueron los deleznables pitos a Andrés. Me dio vergüenza como granadino y granadinista. Pude entender los pitos a la grada, por ejemplo, que se le dedicaron aquella vez a la supuesta falta de profesionalidad de Floro Flores cuando estuvo en la sierra mientras había partido en Los Cármenes, pero lo de ayer, ante un fallo que a buen seguro fue a Andrés a quien más dolió, no debió ocurrir. Serán esos mismos los que luego se autoproclamen miembros de la mejor afición de España, o del mundo, dándose golpes de pecho y sacando la cartera para enseñar que tienen el carné desde no sé cuándo.
@martosms