MINUTO 28
El peor empate posible
El fútbol tiene estas cosas. Uno puede llegar hoy a
cualquier cafetería de España, coger cualquier periódico de los que compran los
dueños de los locales, y leer tranquilamente mientras se toma el café que el
Granada empató a tres ayer en El Molinón. Y hasta se pueden sacar conclusiones
rápidas tipo empatar fuera está bien, el Madrid también empató allí y no le
hizo tres goles al Sporting, un punto es un punto etcétera. La realidad es
otra bien distinta.
Lo del Granada fue un Hara Kiri al más puro estilo samurai.
Un suicidio futbolero colectivo, una inmolación balompédica, un ejemplo de lo
que no se debe hacer o una lección magistral de cómo tirar un partido en diez
minutos. A todo esto, tampoco se le puede ni debe quitar la épica al Sporting
quien, como ya nos hiciera el Levante el año pasado, también tiene algo que ver,
pues creyó en lo que podía hacer y lo llevó a cabo.
Hoy, cuando el grueso del granadinismo se lame las heridas y
con la sangre aún calentita es difícil escribir algo, hablar en tertulias
radiofónicas, etcétera, sin que se le suba a uno la tensión o le golpee con
fuerza los latidos del corazón en el oído. Hoy, como digo, la pregunta del
millón es qué fue lo que pasó, siente uno necesidad de buscar a alguien que nos
dé una visión edulcorada y analgésica, o que alguien que entienda mucho más de
esto que cualquiera, nos alivie el dolor con un análisis almibarado que nos
aplaque la taquicardia.
El golpe ha sido duro. Muy duro. Con el uno a tres le decía
yo a mi hijo que romperíamos la racha de no ganar en el El Molinón desde 1959,
veíamos cómo llegábamos además en varias contras claras para hacer uno o dos
más y el partido estaba en paraje de que se erigiese en el deseado punto de
inflexión que tanto necesitamos. Pum, goleada, tres puntos a la buchaca,
salimos de puestos de descenso, y a otra cosa mariposa. Semana tranquila,
nervios contenidos para refrendar la victoria con otra contra el Betis, ante
nuestra parroquia que falte hace, y que se perfilaran una navidades tranquilas.
Nada más lejos de la realidad.
Este Granada tiene un serio problema de perfil psicológico
donde es víctima de su propia indolencia. En cuestión de minutos se pierde la
concentración de forma alarmante. Se pasa de tener controlado el encuentro por
completo a una especie de huida mental colectiva, en segundos. Los fallos
garrafales de Thievy , El Arabi o Rubén para haber hecho el uno a cuatro fueron
el preludio y la prueba de que ya estábamos montados en el avión para volver a
Granada sin que se hubiese pitado el final. Lopes se borró, Doria tres cuartos
de lo mismo, y el resto cayó en una catarsis colectiva. No era ya defender con
nueve o diez, era que ya no éramos equipo de nada, sino unos simples tipos con
camisetas a rayas horizontales que parecían no haberse visto en la vida ni
saber qué hacían allí. Si el partido lo llega a prolongar el trencilla un
minuto más nos hacen otro gol.
Quiero romper una lanza en favor de Sandoval. Menuda
papeleta. No le sirvió desgañitarse en la banda. Fue testigo de lo que vimos
todos, pero sus gritos, sus aspavientos y sus instrucciones bien los podría
haber dicho en arameo; le hubieran hecho el mismo caso y causado el mismo
efecto. Y el hombre, si seguimos en este plan, lo echarán y
tendrá que irse, porque esto es fútbol y funciona así. Esta semana ya lo han
ratificado, o sea, que ya ha dado el primer paso para que lo cesen. Y el
partido contra el Betis puede ser la sentencia.
@MartosMS
El equipo del poniente hizo buena su ventaja en la ida tras empatar en el Medina Lauxa ante el Santa Fe