MINUTO 28

Santiago Martos  |  20 de octubre de 2015
Santiago Martos (GRJ)
Santiago Martos (GRJ)

El peor empate posible

 

El fútbol tiene estas cosas. Uno puede llegar hoy a cualquier cafetería de España, coger cualquier periódico de los que compran los dueños de los locales, y leer tranquilamente mientras se toma el café que el Granada empató a tres ayer en El Molinón. Y hasta se pueden sacar conclusiones rápidas tipo “empatar fuera está bien”, “el Madrid también empató allí y no le hizo tres goles al Sporting”, “un punto es un punto” etcétera. La realidad es otra bien distinta. 

Lo del Granada fue un Hara Kiri al más puro estilo samurai. Un suicidio futbolero colectivo, una inmolación balompédica, un ejemplo de lo que no se debe hacer o una lección magistral de cómo tirar un partido en diez minutos. A todo esto, tampoco se le puede ni debe quitar la épica al Sporting quien, como ya nos hiciera el Levante el año pasado, también tiene algo que ver, pues creyó en lo que podía hacer y lo llevó a cabo.

Hoy, cuando el grueso del granadinismo se lame las heridas y con la sangre aún calentita es difícil escribir algo, hablar en tertulias radiofónicas, etcétera, sin que se le suba a uno la tensión o le golpee con fuerza los latidos del corazón en el oído. Hoy, como digo, la pregunta del millón es qué fue lo que pasó, siente uno necesidad de buscar a alguien que nos dé una visión edulcorada y analgésica, o que alguien que entienda mucho más de esto que cualquiera, nos alivie el dolor con un análisis almibarado que nos aplaque la taquicardia.

El golpe ha sido duro. Muy duro. Con el uno a tres le decía yo a mi hijo que romperíamos la racha de no ganar en el El Molinón desde 1959, veíamos cómo llegábamos además en varias contras claras para hacer uno o dos más y el partido estaba en paraje de que se erigiese en el deseado punto de inflexión que tanto necesitamos. Pum, goleada, tres puntos a la buchaca, salimos de puestos de descenso, y a otra cosa mariposa. Semana tranquila, nervios contenidos para refrendar la victoria con otra contra el Betis, ante nuestra parroquia que falte hace, y que se perfilaran una navidades tranquilas. Nada más lejos de la realidad.

Este Granada tiene un serio problema de perfil psicológico donde es víctima de su propia indolencia. En cuestión de minutos se pierde la concentración de forma alarmante. Se pasa de tener controlado el encuentro por completo a una especie de huida mental colectiva, en segundos. Los fallos garrafales de Thievy , El Arabi o Rubén para haber hecho el uno a cuatro fueron el preludio y la prueba de que ya estábamos montados en el avión para volver a Granada sin que se hubiese pitado el final. Lopes se borró, Doria tres cuartos de lo mismo, y el resto cayó en una catarsis colectiva. No era ya defender con nueve o diez, era que ya no éramos equipo de nada, sino unos simples tipos con camisetas a rayas horizontales que parecían no haberse visto en la vida ni saber qué hacían allí. Si el partido lo llega a prolongar el trencilla un minuto más nos hacen otro gol.

Quiero romper una lanza en favor de Sandoval. Menuda papeleta. No le sirvió desgañitarse en la banda. Fue testigo de lo que vimos todos, pero sus gritos, sus aspavientos y sus instrucciones bien los podría haber dicho en arameo; le hubieran hecho el mismo caso y causado el mismo efecto. Y el hombre, si seguimos en este plan, lo echarán y tendrá que irse, porque esto es fútbol y funciona así. Esta semana ya lo han ratificado, o sea, que ya ha dado el primer paso para que lo cesen. Y el partido contra el Betis puede ser la sentencia.

@MartosMS


 
 
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