ONCE INICIAL
Entre mal y muy mal
Tenía yo un compañero en mi equipo de fútbol, Charly, al que los años y la báscula no perdonaban, vamos, como a todos, y a quien el campo y los 90 minutos se le hacían muy largos. Cuando el partido estaba finalizando, y le veíamos con la espalda doblada hacia delante y colocándose una y otra vez las medias con la respiración entrecortada, siempre le preguntábamos: ¿Cómo estas Charly?, y él siempre contestaba: Entre mal y muy mal. Imagínense, era unas risas.
Pues bien, así veo yo a nuestro Granada CF, entre mal y muy mal. Lo veo muy complicado, ya que lejos de parecer un problema coyuntural y transitorio, parece más bien un problema estructural y de calado. A las deficiencias de siempre, candidez, mala suerte, o fallos individuales groseros, en las últimas jornadas se le ha venido a sumar otro problema quizás más grave, y es la absoluta falta de juego en el equipo, no juegan a nada, por lo menos a nada reconocible.
Veamos como ejemplo los cuatro últimos partidos. En Vallecas, además de una actitud lamentable, el juego del equipo fue inexistente, siendo arrollados por el rival cuando estos eran 11, y siendo superados cuando se quedaron con 10. En Los Cármenes y frente al Bilbao la actitud cambió, se peleó, la suerte por fin nos acompañó, y se ganó el partido, pero convendrán ustedes conmigo qué con un juego especulativo, y solamente buscando con balones largos a Success y Peñaranda. Juego de combinación y mandando en el partido, poco o muy poco. En Málaga fuimos infinitamente inferiores al rival en por lo menos 80 de los 90 minutos de juego, sin saber aprovechar, de nuevo, la inferioridad numérica del rival. Solamente un apretón final nos llevó a ganar un punto, pero el juego fue inexistente. Y para finalizar Leganés, donde un equipo de segunda nos dio un repaso en una primera parte para olvidar, y nos dio un repaso cuando éramos 11 jugadores, y nos dio un repaso con 10 jugadores tras absurda e injustificada acción de Rubén Pérez. Solamente el juntar las líneas en la segunda parte, el bajón del Leganés y la suerte hizo que no saliésemos de Butarque con una goleada en contra.
En estos últimos cuatro partidos hay dos denominadores comunes. Por un lado está que no tenemos ni puñetera idea de cómo jugar frente a un rival que se queda con 10 jugadores. Somos absolutamente incapaces de poner de manifiesto la superioridad numérica, y por lo tanto no obtenemos ventaja de ello. Eso sí, cuando somos nosotros los que nos quedamos con 10 jugadores, el rival nos atropella, se llame Gijón o Leganés. Por otra parte, el otro denominador común es la absoluta falta de juego de los nuestros, en 4 partidos y a excepción de periodos frente al Bilbao ni hemos jugado a nada, ni hemos propuesto nada, ni nada hemos hecho.
Parece que todo lo bueno que se vio en el Bernabeú o en Mestalla se haya olvidado, o quizás no, quizás el equipo solamente sepa jugar frente a rivales superiores, frente a rivales donde cerrarse y salir con pases largos a nuestros jóvenes delanteros sea lo suyo, pero, cuando toca jugar, cuando toca llevar el peso del partido, cuando toca mandar, nadie toma la responsabilidad, y el caos y el desorden se apodera de los nuestros.
Por lo tanto, el problema parece grave, y el problema nos lleva a pensar que este año será igual que los anteriores, y donde creíamos que había una plantilla compensada no la hay realmente, donde varios jugadores parece que están de sobra en la plantilla, ya sea por falta de calidad o de actitud, y donde otra vez se acudirá al mercado de invierno para intentar compensar los errores del mercado de verano. Señor Pina y Señor Cordero, otro año igual. Que año tras año siga ocurriendo lo mismo, cansa y mucho a la afición, lo único que hasta el momento no ha fallado en líneas generales, aunque el número de la masa social siga disminuyendo año tras año.
A pesar de todo sigo confiando en los nuestros, o quizás la ilusión y el cariño a unos colores me haga ser tremendamente subjetivo y pensar que todo se puede revertir, que jugadores indolentes se pueden convertir de la noche a la mañana en jugadores de carácter, o que jugadores que parece que dan melones a sus compañeros en lugar de balones se conviertan de la noche a la mañana en finos estilistas. No sé, pero quiero creer que se puede ganar al Atlético de Madrid haciendo un gran partido y dándonos a todos una gran alegría, aunque me parece que son más las ganas que un hecho objetivo.
En fin, como diría mi amigo Charly, esto está entre mal y muy mal.
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