HISTORIAS: Once granadinos, por José Luis Ramos Torres
Tras disputarse el Trofeo Granada1991 y en vista del escaso potencial del equipo, continúan las incorporaciones de jugadores al Granada: Verdejo, que regresaba a su casa tras ser titular en el Lérida, de segunda, y cuyo fichaje obedecía al hecho de que Notario estaba a punto de ser traspasado al Sevilla, según aparecía a menudo en la prensa, cosa que no llegó a concretarse; y Barrio, delantero centro gallego que provenía del Sestao.
Y antes de echar a andar la liga hay que disputar la primera eliminatoria de Copa, en la cual los nuestros han de enfrentarse al Jaén, recién ascendido a 2ª B. La ida fue en Los Cármenes el 21 de agosto, y el Granada, con Verdejo; Padial (Píriz 65’), Leo, José Manuel, Álvarez, José Luis, Jiménez, Peso, Barrio, Chori y Moisés (Manolo Herrera 83’), derrotó a los del Santo Reino por 2-0. José Luis hizo el primero al filo del descanso y Moisés el segundo y definitivo a poco del comienzo de la segunda parte. Parecía suficiente renta para la vuelta en Jaén, pero en un partido lamentable tres días después los nuestros cayeron derrotados y eliminados (3-0), con un tercer tanto que llegó en la prórroga.
Y llegan más fichajes: Figueroa, lateral zurdo; Manolo Martínez Toral, defensa izquierdo muy veterano que había jugado bastante en primera en el Barcelona y el Murcia y que fue un buen fichaje; los hermanos Cuenca (Fernando y Ángel), centrocampistas ambos, de los que sólo el segundo fue titular; y el canario Andrés González, que venía del Jerez y antes del Las Palmas, delantero centro que empezó jugando y haciendo buenos partidos hasta desaparecer de las alineaciones por prescripción médica.
Y en la jornada doce se produce el debut de un jugador sobresaliente: Roberto Valverde, que en un inmenso partido en el que hace dos goles, resulta fundamental para la victoria sobre el Jaén (3-1). En realidad no es tal debut porque el bastetano ya perteneció a la primera plantilla en la temporada 86-87; después pasó por el Jaén, donde triunfó plenamente y desde donde dio el salto al Valladolid, de primera, para volver a su tierra en ésta temporada. Con todas esas incorporaciones, la primera vuelta es al menos pasable y el Granada se mantiene en la mitad alta de la tabla, llegando al ecuador con cinco positivos.
En la jornada veintiuno los nuestros consiguen una gran victoria (1-4) en el campo del Badajoz, que acabará proclamándose campeón del grupo y ascenderá a Segunda. Pero a partir de aquí bajan bastantes enteros el juego y los resultados y se van perdiendo cada vez más puestos en la tabla, hasta que en la jornada 28 y tras perder en casa con el Ejido es cesado el míster Corbacho. Le sustituye el entrenador del Recreativo, Pepe Parejo, haciéndose cargo del filial un jovencísimo Lucas Alcaraz. Parejo introduce numerosos cambios en la alineación y opta por dar más minutos a jugadores de la casa, algunos todavía en edad juvenil, manteniéndolos incluso contra la opinión de la grada y la crítica, a las que duele mucho el 6-1 de la jornada treinta y tres en el campo del Marbella. Y en ese afán del nuevo entrenador de dar minutos a jugadores que conoce y que ha promocionado desde el filial, se produce algo insólito y nunca más repetido en la historia del Granada CF.
Cuando el calendario llega a la jornada treinta y ocho y última, en Los Cármenes, los rojiblancos ya nada se juegan porque los cuatro puestos de liguilla hace varias jornadas que han quedado fuera de su alcance. Por otra parte, el rival que nos visita es un equipo ya matemáticamente descendido, el Villanovense. La alineación que presenta Parejo es, del uno al once: Notario, Guti, Paquito, Roberto Valverde, José Luis, Lalo, Neeskens, Padial, Barea, Ángel Cuenca y Chori. En la segunda parte Víctor sustituye a Ángel Cuenca y faltando veinte minutos Ayuso hace lo propio con José Luis. Esos veinte minutos que faltan para el final constituyen un hito en la historia del Granada CF porque por primera vez podíamos ver un once de la primera plantilla rojiblanca formado íntegramente por granadinos. Existían precedentes de onces granadinistas en el que todos eran de por aquí (81-82, 2ª B, Lorca 1 Granada 1; y 84-85, 2ª A, Mallorca 5 Granada 0), pero, aparte de que en las dos ocasiones el hecho se produjo lejos de estos pagos, en ambos casos hubo que improvisar las convocatorias debido a causas de fuerza mayor como es sendas huelgas de futbolistas profesionales. En el caso que nos ocupa ni había huelga ni las lesiones obligaban a improvisar. De ahí lo insólito de lo que ocurrió.
Con el triunfo (3-2: Ángel Cuenca, Roberto Valverde de penalti y Barea) sobre el Villanovense el Granada acababa clasificado en el noveno puesto, con dos positivos, que tendrían que haber sido tres si no fuera porque la victoria en la jornada diez sobre el Huelva (2-1) fue anulada al reclamar los visitantes alineación indebida del canterano Padial y el partido repetido varios meses después acabara con empate a uno.
Así se echaba el cierre a una temporada en la que antes de empezar a rodar el balón se pasaron infinitos apuros y estuvo hasta muy última hora en el aire la continuidad del club rojiblanco. Es una temporada que se puede considerar de transición y caracterizada por el claro divorcio de la afición con su equipo, siendo la tónica de todo el año la escasísima presencia de aficionados en las gradas.
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El entrenador del CD Santa Fe señaló que han llegado muy mermados "tanto por lesiones como por sanciones"