Once Inicial
Bonito sábado por la tarde.., para pasear
Desde hace ya mucho tiempo, tanto familiares como amigos han tratado siempre de disuadirme de mi amor hacia el Granada CF por razones obvias, es casi un sufrimiento constante, donde los buenos momentos se disfrutan a cuentagotas. No lo han conseguido, a pesar de que hay días en los cuales uno reniega de los suyos. Si, además, se le añade mi pasión por el baloncesto, tardes como la del pasado sábado hacen que algunas noches sean largas, muy largas.
Y es que fue una tarde muy mala, con un equipo de fútbol que empezó a regalar el partido cuando aún no se había cumplido el primer minuto de juego, y un equipo de baloncesto que volvió a salir como si la cosa no fuera con él, encajando un parcial en contra de salida que ya condiciono el resto del partido. Un horror en ambos casos.
En cuanto al fútbol, es cierto que empezábamos con alguna baja significativa, las cuales se vieron aumentadas en el calentamiento con la de Gonzalo Villar, a las cuales se le unió en la primera mitad la lesión de Sergio Ruiz, y que acabamos el partido con dos expulsiones por errores propios y por una actuación arbitral deficiente, pero nada es excusa para el mal partido que se hizo, siendo superados en la casi totalidad del mismo por un rival que en su casa era un manojo de nervios, que no aprovechamos por el regalo de nuestros centrales en el primer gol antes de cumplirse el primer minuto de juego, centrales que están tardando en borrar la malísima imagen de la temporada pasada.
El partido fue malo en líneas generales, y se fue consumiendo entre errores propios, lesiones, superioridad del rival, un mal árbitro y expulsiones. Nada que objetar a la derrota, pero parece que, sin algún determinado jugador, por ejemplo, Loic Williams, esto es un erial, y es algo que no nos podemos permitir. La derrota frente al Levante la consideré normal dentro de la igualdad de la categoría, pero el mal partido en Zaragoza es preocupante, se vieron pocas cosas positivas, quizás el golazo de Uzuni y nada más. Toca rearmarse y volver al camino iniciado con la llegada de Fran Escriba. Mimbres hay.
Lo del baloncesto es peor, más difícil de solucionar. La confección de la plantilla trajo dudas, como expresé en un artículo anterior, pero el inicio de temporada enfrentándonos a equipos muy superiores retrasó el momento de juzgar a la plantilla para más tarde, hasta verla en enfrentamientos con equipos más de su nivel. Pero llegados ese momento, las sensaciones son muy malas, ya que tanto Andorra, equipo de nivel, como sobre todo el Bilbao, han sido infinitamente superiores a los nuestros, sin paliativos, sin excusas.
Las dudas que generaba el juego interior se han confirmado pronto, siendo nulos en ataque y un queso gruyere en defensa, haciendo internacional al pívot de turno, se llame Guerra o se llame Hlinason. Es evidente que Jacob Willey como center no funciona, ni funcionan las defensas de ayudas previstas con él, es una realidad, no una opinión. Si además el juego exterior esta desaparecido en combate, con porcentajes tanto de Bamforth como de Clavell bajísimos, cuando su rendimiento se preveía clave en función de la confección de la plantilla, pues poco se puede añadir a las malas sensaciones que emite el equipo.
Todos esperábamos un equipo con limitaciones ofensivas pero aguerrido, duro y agresivo en defensa. Nada más lejos de la realidad, se sale a jugar blando, desconectados, como si la cosa no fuese con ellos, y junto con los problemas ofensivos que se preveían y se han confirmado, pues hasta resulta raro nuestra victoria en Gerona.
De seguir así, y si hay liquidez en la caja, deberá de haber incorporaciones de manera inmediata, porque, aunque esto acabe de empezar, visto lo visto y hoy en día, la Liga se escapa, ya que las sensaciones es que somos inferiores al resto de equipos, incluidos los recién ascendidos Lleida y Coruña. Esto deben de solucionarlo los que están, pero parece imprescindible algún fichaje, y más pronto que tarde.