Queda partido

Buenos o malos

Julio Franco  |  11 de julio de 2023  |  @juliofrancopr  |  juliofranco@granadaenjuego.com
Julio Franco (GRJ)
Julio Franco (GRJ)

Ganar, empatar o perder. Sumar o no sumar. Primeros o últimos. Tablas de clasificación y números. Estadísticas y porcentajes. Trayectorias y años de experiencia.

Todos estos aspectos, por mucha trascendencia que tengan o credibilidad veamos en ellos, no sirven para nada. Entendámonos, valor tienen y mucho, faltaría más, pero no son garantía de éxito. Todo suma y todo es importante, pero, ¿verdaderamente reflejan estos apartados lo que es un entrenador? Aquí las opiniones son múltiples y muy diversas. Cada uno establece el valor de un entrenador a su antojo, o según le conviene. Cuando Mendilibar cogió al Sevilla en el momento que estaba, logrando esa proeza, todo el mundo aludía a la importancia de la experiencia o de la sencillez. Esos mismos, seguramente, se valdrían de dichos aspectos como arma arrojadiza cuando este descendió a Éibar o Alavés en temporadas anteriores.

Otro gran ejemplo es Diego Martínez. Llegó al Arenas de Armilla y Motril en Tercera División con apenas 26 años, y entrenó al Granada CF con nada más que dos años de experiencia en el mundo profesional, construyendo al mejor equipo que se ha visto en la ciudad de la Alhambra. Por aquel entonces se hablaría de la importancia de la formación, de ofrecer oportunidades, de la metodología, de la modernización de los recursos, entre otras cosas. Claro, al dejar al Espanyol en descenso antes de ser cesado esta temporada pasada, todo esto serían mofas o burlas lanzadas hacia su persona.

 

Parece que no nos aclaramos, que somos indecisos, que hablamos muy a la ligera, que tiramos por tierra en cinco minutos todo lo que nos plazca… Dudar de Diego o José Luis, en el momento que sea, es una falta de respeto a la profesión.

Pero no es necesario irnos al fútbol profesional al que a algunos nos pilla bien lejos. Aquí cerquita tenemos fútbol y del bueno, con ejemplos todas las temporadas. Esta misma que ha terminado, queda marcada por un nombre de manera clara, Juan Antonio Milla. Ascenso con el Recreativo de Granada a 1ª RFEF, haciendo historia en la ciudad como ya en su día logró el amigo Joseba Aguado. Pero no todo han sido luces y colores, preguntadle a Milla. Transcurría la jornada 12 y era último, seguramente con los peores números del filial en la categoría en su corta historia. Último. Por aquel entonces no creería ni él mismo, porque este deporte es tan cruel, todo su entorno, que dudas de hasta si vas caminando o lo hacen por ti.

Seguramente se hablase por aquel entonces de falta de capacidad, de prontitud en el nombramiento o comentarios de este tipo de manera externa, porque claro, desde fuera, viendo los toros desde la barrera, todo el mundo sabe lo que hay que hacer para ganar un partido. Para sorpresa y alegría de todos, no fue destituido, y logró escribir una página en la historia del club cuando todo hacía indicar no tener capacitación para ello al no reunir requisitos básicos para algunos, requisitos por otro lado intrascendentes, que no pueden dirigirnos hacia ninguna conclusión. Entonces, ¿en esas jornadas del inicio Milla era malo, por utilizar un término concreto, y tras ese período pasó a ser bueno? Yo no voy a contestar a eso. A mí me bastó unos cuantos ratos cerca de él para comprobar la extraordinaria persona que es, cómo lleva el trabajo por bandera y una humildad a la que es difícil acceder. Que Milla pierda todo lo que tenga que perder, o gane mucho, que lo va a hacer, da igual, es entrenador y de los buenos.

¿Con qué decides quedarte? ¿Cómo valoras a un entrenador? ¿Por resultados? Hemos visto que sirven de poco, que el fútbol de repente te da la espalda o se te pone de cara, que haber ganado en el pasado no te asegura victorias en un futuro. ¿Trayectoria o experiencia? Más complemento y ayuda que aproximación real al éxito. ¿Edad? Tal vez comienzas triunfando, con veinte y pocos años, que finalizando tu carrera.

Este deporte no tiene explicación. No tiene parámetros medibles a los que ajustarse. Lo que hoy funciona, mañana te falla. El que te da garantía porque cuenta con los aspectos en el inicio mencionados, de repente se la pega, y con el que no se contaba por no disponer de ellos, la rompe. En fútbol, y haciendo uso de una frase de una gran película, “o mueres como un héroe, o vives lo suficiente para verte convertido en un villano”, ya que por mucho que ganes o creas estar ganando, llegará el momento del cambio, y si te pilla, te ha tocado, y seguro que no has tenido nada que ver, simplemente como se dice, es fútbol, porque no conozco a ningún profesional que trabaje para hacer mal su trabajo. Ningún entrenador forja o cultiva victorias o derrotas, éxitos o fracasos, se topa con ellos, y poca incidencia va a tener en estos, por mucha cabeza que se saque en la victoria, o culpabilidad se quiera asumir en la derrota. Porque todos los entrenadores del mundo, incluso Pep Guardiola, están llenos de triunfos y derrotas.

Y esto es lo que deberían tener claro los clubes, todos. Y habrá quienes seguro vayan varios pasos por delante y al leer esto no les cause ninguna impresión. Sin embargo, este es el camino. Saber que no se va a estar más cerca de ganar o perder por haberlo hecho anteriormente. Acudan a buscar capacidades, las que en cada sitio se precisen. No olvidemos que a ‘groso modo’ esto va de que una persona con su equipo de trabajo convenza a veintidós jugadores de hacer una cosa, la que sea. Ojo que lo planteo así de simple pero que detrás de esto caben páginas y libros por escribir. Y para convencer, hoy día, ¿qué se precisa? Ya lo saben. Acudamos al modelo perfecto por definición de entrenador, por ejemplo, a los españoles que andan por la Premier League. Y esos no son buenos por los sitios en los que han estado o lo que han ganado, que también, sino por cómo trabajan, cómo hablan, cómo dirigen, en definitiva, por lo que son. Pueden ser buen ejemplo, un gran punto de aproximación o de referencia.

Y en la búsqueda de características, de capacidades, de talento, ¿a cuántos profesionales encargados de la selección de entrenadores (directores deportivos, coordinadores o directores de cantera) vemos acudir a conocerlos? Por ejemplo, presenciar sus entrenamientos, oírlos dirigir, valorar alguna de sus charlas, preguntar a futbolistas que hayan trabajado con ellos o concertar un simple café y hablar de cualquier cosa que surja. Pocos, opino yo. ¿Cuál es la manera de contratar a un entrenador en la actualidad? Considero que lo anterior no tiene ningún valor y entran en juego aspectos que sirven de poco, por ejemplo, el haber ganado el año anterior. Como la sociedad ha dictaminado que uno es lo último que ha hecho, pues si quieres crecer, en este caso, tienes que haber ganado mucho la temporada finalizada. ¿Qué tendrá que ver haber conseguido ganar en un lugar para tratar de lograrlo en otro? Como si fuera tan sencillo. Entonces llegan las decepciones, porque se contrata más por aspectos ajenos al entrenador que por lo propio que lo conforma. Y cuidado con tantas victorias, que pueden esconder futuras derrotas sustentadas por carencias absolutas, u ojo al que no logra ganar tan frecuentemente, que puede contener unas capacidades privilegiadas.

No se firman tablas de clasificación, ni números, ni porcentajes logrados. Se firman personas, profesionales, formas de trabajo, formas de comunicación, maneras de ser, grupos de trabajo. Al entrenador, al bueno, se le ve de lejos y jamás un resultado positivo o negativo va a alterar las capacidades que le son propias. Y luego, comprendiendo el juego en el que se está, a ver si tienes la suerte de disfrutar de la victoria o vivenciar el gran aprendizaje que significa caer, la derrota.

 
 
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