Un lugar de encuentro

Competir para ganar, competir para formar

Francis Lozano  |  30 de marzo de 2023
Francis Lozano (GRJ)
Francis Lozano (GRJ)

La formación prevalece por encima de la competición. La competición es esencial para que exista una formación. La formación y la competición van unidas.

Las preguntas más frecuentes que se realizan a los jugadores o técnicos están relacionadas con el resultado de partido, clasificación y minutos de juego. Pocas preguntas y por tanto pocas respuestas relacionadas con el aprendizaje, rendimiento y evaluación del jugador a nivel individual y el equipo en lo grupal.

Desde el preciso instante que hay 2 equipos, 2 porterías, un balón y el objetivo de meter un gol en la portería contraria, se está compitiendo. Es obvio, es sencillo. Un juego divertido y pasional, donde lo colectivo siempre debe predominar sobre lo individual, donde existe un aprendizaje permanente, siendo una actividad deportiva exigente y motivante a la vez, donde todo tipo de deportista tiene cabida: los altos, los menos altos, los más resistentes, los veloces. los más lentos. Deporte enriquecedor para las relaciones sociales tan importantes y esenciales en esta sociedad un tanto individualista y egoísta.

 

El entorno por el que se mueve el deporte base dando prioridad al resultado, priorizando la clasificación, acelerando los periodos de aprendizaje, no deja de ser un entorno un tanto resbaladizo y preocupante.

El fútbol base no es el lugar donde se forma el jugador profesional. ¿Cuántos niños que juegan en ligas provinciales llegan al fútbol profesional?. Casi ninguno. Ya se encargan los Clubes profesionales de captar y seleccionar el talento para sus "potentes" canteras y de ahí cada año seleccionar sobre lo seleccionado para que aquellos privilegiados llenos de talento y condiciones opten al fútbol profesional.

La competición no bien concebida, llama a la frustración, delimita las oportunidades a determinados jugadores incluso puede frenar la creatividad de los jugadores.

Si le preguntas a un niño que es lo más le gusta del fútbol, te responde: " meter un gol, tocar el balón y divertirme". Probablemente cuando priorizamos la competición por encima de la formación, tanto en tareas de entrenamiento como en los propios partidos se reducen el número de goles, las veces que el jugador participa en el juego y la diversión del jugador.

Ganar parece ser el único objetivo. Todos los entrenadores y todos los jugadores a lo largo de su trayectoria deportiva, van a obtener resultados óptimos, unos más que otros, se premia al goleador no al pasador, se premia al campeón no al que más esfuerzo ha realizado, se premia al portero menos goleado pero no a la mejor defensa, se premia al mejor jugador pero no al que le surte de balones y los roba para entregárselos.

Cuidado con el éxito inmediato, precaución con las prisas, discreción con las exigencias. Mantener un equilibrio basado en priorizar el proceso de enseñanza por encima del resultado inmediato.

Sin duda vivimos en una sociedad a una velocidad de vértigo donde a veces casi solo tenemos tiempo para mirar el móvil y ver quien está en línea o ver quien le ha dado "me gusta" a mi foto en redes sociales. igual pasa en el Fútbol base, tenemos jugadores profesionales con 10 años, porque fue a la selección, porque lo llamó una cantera profesional a realizar un entrenamiento y porque fue el máximo goleador del equipo. Es como el niño estudiante de Educación primaria que ha sacado un 10 en matemáticas e inglés y lo denominamos científico.

Ir demasiado deprisa nos puede conducir a precipicio, la pausa y el análisis es necesario. Marcar unos objetivos básicos en el deporte base es primordial. Si realmente en las escuelas de fútbol base no formamos jugadores profesionales, por qué no damos mayor valor a formar deportistas para el futuro con unos hábitos de vida saludable, por qué no hacemos los centros de entrenamiento un lugar donde se enriquezcan las relaciones sociales.

Escribirlo queda bonito, plasmarlo sobre el papel es bien sencillo, llevarlo a la realidad quizás sea en estos momentos imposible. 

Nos han inculcado en esta sociedad moderna y veloz, que tenemos que ser competitivos... y la pregunta es ¿Competitivos para qué?. Acaso se puede ser competitivo sin una formación adecuada, acaso se puede ser competitivo sin un proceso de enseñanza, acaso se puede ser competitivo sin objetivos determinados más allá de ganar o perder.

Si meter un gol y efectuar un pase es la mayor satisfacción de un niño que ama el fútbol, hagamos se produzca el mayor número de veces, si no es posible en el partido que sea en el entrenamiento. Un niño que se divierte nos está enseñando  muchas cosas y sin duda, está aprendiendo.

 
 
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