OPINIÓN: Expectación, emoción y esperanza, por Alberto Bueno
"A contra... crónica"
Se notaba en el ambiente y la buena entrada registrada en “Los Cármenes” lo confirmó: en torno a la media entrada para el arranque liguero. Había muchas ganas de ver en partido oficial al remodeladísimo Granada de la temporada 09/10. O lo que es lo mismo: al Granada del fenómeno Pozzo; o al Granada del binomio Pina-Cordero, triunvirato si unimos a Cuerva. El recibir a un recién ascendido, la Unión Estepona (el cual al final dio más guerra de la prevista) no fue inconveniente alguno.
Damas y caballeros, bienvenidos.
El partido estuvo precedido por el saque de honor a cargo del que fuera jugador y capitán del Granada Club de Fútbol durante la década de los 50, Vicente Díaz; a su cargo estuvo la batuta del once granadino que se enfrentó al FC Barcelona en la final de Copa del 52. ¿Simbolismo de lo que se quiere revivir en el futuro más o menos inmediato? Quién sabe. Sólo el tiempo y los goles lo dirán. Mas el gesto fue muy emotivo y como preludio no quedó nada mal.
La expectación era palpable por ver al equipo y conocer el primer once inicial de Tomé, y parece que el míster, en opinión de la grada, acertó. Se disfrutó, y mucho, viendo a los rojiblancos sobre el terreno de juego. Aplausos y euforia con el primer tanto, que quizá tardó más de la cuenta en llegar para trauma de las uñas de los más impacientes. Intransigencia absoluta con Novoa por sus continuas pérdidas de tiempo. Goles en una y otra portería para poner la lid interesante. De todo.
Dani Benítez se convirtió en el hombre del partido. Su salida del campo por un golpe con un contrario, y la obligada vuelta al césped para marcharse a vestuarios, sirvió para que el mallorquín recibiese el homenaje del público. Tariq también se llevó el reconocimiento del respetable aunque acabase con su casillero particular a cero. La afición acabó encantada con lo visto en el terreno de juego. Ni tan siquiera los dos goles encajados mermaron el optimismo; el buen juego desplegado restó protagonismo a ambos “contratiempos”. Toque, toque, toque; pase al hueco; cambio de bandas; presiones adelantadas; firmeza defensiva… maravillando. Jugadas como la del gol anulado encendieron los ánimos y pusieron alas a la imaginación y a las esperanzas de que este año, por qué no, sí sea el del ascenso, y jugando que da gusto. Sin embargo, se aprecia la sensación de que esta afición, curtida ya sobremanera en la adversidad, pese a ilusionarse con un plantel como el de esta temporada y con un juego como el mostrado, no quiere lanzar las campanas al vuelo antes de tiempo. Exaltación muy contenida.
“Como el Madrid”, decían algunos. Hasta por resultado: 3-2. Sufriendo, al menos, nosotros. Dos goles visitantes en los últimos 5 minutos y con un hombre más en el campo. Emoción y sufrimiento hasta el pitido final. Con esperanza o sin ella, con ilusión desmedida o cauta, aquí hay cosas que nunca cambiarán. Es lo que hay. Restan 37 jornadas.
Y es que esto no ha hecho más que comenzar. Que ruede el balón.
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Carlos Alemán, tras el partido, apeló a "mirar si todos lo hemos dado todo y pensar desde ya en la próxima temporada"