OPINIÓN: La pobre figura del entrenador, por Jaime Lucena
Después de ver el partido, y repasar mentalmente todas y cada una de las ocasiones falladas por nuestros jugadores contra el Águilas, me preguntaba que hubiese pasado si la falta de comunicación entre Mainz y José Juan hubiera provocado otro nuevo gol de chiste del rival. Me preguntaba si la cabeza de Tomé hubiera sido cortada por no ganar en casa del colista, y me preguntaba por lo injusto que hubiera sido.
Me gustó la alineación de mi equipo, y me gusto más por los que estaban que por los que no estaban, es decir, era más un partido para Lucena con Granada de media punta que no para Benítez o Javi Casares, jugadores que no tienen culpa de nada, y a buen seguro volverán a ser muy importantes para Tomé posiblemente ya para el próximo partido.
Mi opinión es que no fue un castigo para nadie, sino simplemente la confirmación de que nuestra plantilla es muy amplia, y en determinados partidos pueden y deben de ser utilizados unos jugadores por delante de otros, que no debe de haber titulares porque si, ni suplentes porque también.
Repito, me gusto la alineación y la colocación de los jugadores, me gusto la lucha de todos, me gusto mucho la victoria, y no me gusto nada las muchas ocasiones falladas penalti incluido, la pérdida de control del partido en muchas fases de la segunda parte y los nervios finales por si cualquier rebote o balón colgado podía dejarnos sin los tres puntos tan merecidos. Por cierto, José Juan, a olvidar el error y a llevarse consigo una gorrita a determinados partidos, que no viene mal, y si han sido tantos porteros las que la han llevado, por algo será.
En resumen, necesaria victoria para seguir acechando al Melilla, que debe de ceder puntos por calendario, y por no contar con una plantilla amplia que pueda evitar cansancios, lesiones o tarjetas.
No hubo liga en ACB, pero hubo Copa. Mal que me pese perdió el Real Madrid ante un enorme y justo vencedor Barcelona. De momento, es lo que hay.
La buena organización se vio ensombrecida por los abucheos e insultos a los Reyes que presidían el partido, y es que ya se sabe lo politizadas y en muchas ocasiones paletas que son las aficiones vasca y catalana. Siguiendo con lo anterior, considero a la afición de Bilbao como otras muchas, con buenos y malos aficionados. Nunca he entendido que se denomine a su afición como “la mejor y más entendida del mundo” y a su estadio “La Catedral”.
Los que tenemos ya cierta edad, recordamos casos de estrellas de equipos rivales lesionadas en San Mamés ( no hace falta decir nombres ) y el estadio a coro vitoreando al leñador de turno, o los penosos incidentes de la semana pasada contra el Anderletch, donde parte de la afición bilbaína respondió de forma bochornosa a las provocaciones belgas, o como hasta hace cuatro días literalmente en La Catedral no se podían guardar minutos de silencio por la irrespetuosidad manifiesta de parte de la afición local.
Odio a los broncas del fútbol, porque odiaría que nuestra afición se convirtiera en la afición que predomina en Argentina, con muertos casi todos los fines de semana donde ya no se llevan niños a los estadios, y donde para ir al fútbol antes debes de despedirte de la familia, por si acaso. Por eso, critico cuando la afición granadina tira bengalas o insulta a la afición contraria, por eso aplaudo al Señor Laporta por intentar acabar con sus mafiosos de turno en el FC Barcelona, y por eso me cabrea sobremanera que a una afición como la de Bilbao con tantos excelentes aficionados, pero con otros tantos vergonzosos, sea denominada como la mejor afición y más entendida del mundo. Quizás lo fue en otra época, desde luego desde hace ya mucho tiempo dejó de serla.
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