Queda partido

Hacer las cosas bien.

Julio Franco  |  27 de septiembre de 2023
Julio Franco (GRJ)
Julio Franco (GRJ)

Esta frase se emplea con bastante frecuencia en fútbol, y tal vez aún no se llegue a comprender la enorme profundidad y consistencia que posee en el largo y duro camino de la competición. 

Al margen de la gran incidencia que tenemos los entrenadores de fútbol en la consecución de resultados y lo determinantes que pueden llegar a ser los futbolistas de cara a conseguirlos, cuando un club trabaja bien, está bien conformado y estructurado, el éxito o eso a lo que como equipo o club se aspira, es cuestión de tiempo que se logre.  

Para que entrenadores y jugadores desarrollen de una forma digna y plena su trabajo, en el contexto propicio con los recursos necesarios, es fundamental que las bases del club sean estables y sólidas. Porque trabajar sobre incertidumbre e inestabilidad, por mucho que los números digan otra cosa en un momento determinado (ya sabemos lo engañoso que es el fútbol), hace que las cosas terminen por caer antes o después por su propio peso. 

 

En fútbol, cuando por encima de un entrenador y sus futbolistas se encuentra un gran proyecto deportivo, todo es más fácil, mucho más sencillo. Si en la pirámide deportiva, lo que emana de arriba no discurre por todos los conductos de una forma certera, consolidada y bien planteada, la estructura termina por derrumbarse. De este modo y asumiendo la realidad, gente preparada que organiza, dispone, estructura y da forma a ideas o planteamientos, hoy día no se encuentran con facilidad. Porque todo el mundo quiere ganar, levantar el trofeo, pero muy pocos son los que atraviesan ese sendero de la profesionalidad y el buen hacer debido a su falta de formación o a sus escasas capacidades. Y en la actualidad, lo que tenemos, son demasiadas casas que comienzan a edificarse por el tejado.

Esta temporada, por ejemplo, el Alhendín Balompié, está disputando la máxima categoría juvenil (División de Honor) del fútbol español y además siendo el único representante junto al Granada C. F. de la provincia granadina.

Es necesario recordar que este equipo, el de etapa juvenil, en la 2016/2017 disputaba la categoría más baja del fútbol de esa edad, y tras siete años de intenso y duro trabajo, por fin están en el lugar por el que tanto han peleado, y sobre todo por el que en ningún momento han dejado de persistir.  
Actualmente, al menos en el fútbol más humilde (desconozco cómo será el fútbol profesional), hablas de proyecto deportivo y uno se queda prácticamente solo en ese proceso de alcance y establecimiento que se precisa. La gente no quiere eso, quiere resultados, de la forma que sea. No existe nada a lo que aferrarse que no sea el resultado positivo del fin de semana. Y si se gana está todo bien, pero si se pierde, es todo un absoluto caos. Esto conduce a que clubes o dirigentes vivan en un sin sentido, frustrados con un deporte que para los que tratamos de conocerlo y estudiarlo, es un imposible. No sabes qué puede pasar. Puedes ser infinitamente mejor, merecerlo y aun así caer. Una y otra vez. Por eso, la satisfacción y tranquilidad de contar con algo más que el discurso de ganar o morir, sienta especialmente bien. Y son muchos los lugares que en la victoria se proclama día de fiesta nacional, y en la derrota quedan configurados días de luto hasta nueva orden. 

Equilibrio, estructura, valores, fines, distintos tipos de objetivos, recursos tanto deportivos como humanos, y a la larga, con otros tantos aspectos, se podrá alcanzar lo que un día se soñó. Por eso el Alhendín Balompié es un gran ejemplo de saber ser paciente, hacer las cosas bien y nunca arrojar la toalla. Porque si en esos días que fracasaron durante esos siete largos años lo hubieran hecho, hoy no estarían en el lugar que ocupan. 

 

 
 
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