"Se lo han cargado todo en un puñetero año"

AMBIENTE | La crispación hacia la directiva fue el sentir común entre los aficionados, que vivieron la noche más triste en Los Cármenes desde el 25-J de 2000

Fran Calvo / GRANADA |  |  
23 de mayo de 2022
La afición rojiblanca, desconsolada al término del partido (JOSÉ M. BALDOMERO)
La afición rojiblanca, desconsolada al término del partido (JOSÉ M. BALDOMERO)

Como ya ocurrió aquel 25 de junio de 2000, el ‘Nuevo Los Cármenes’ ha encontrado una nueva fecha negra para su historia. El paralelismo con el `Murcianazo´, cuando la fiesta estaba preparada antes incluso del partido y era impensable no lograr el objetivo, hace que el 22 de mayo de 2022 sea ya uno de los días más tristes del Granada CF. El descenso a Segunda, totalmente merecido si no fue capaz ni de marcar a un rival que no se jugaba nada, desencadenó en un mar de lágrimas por parte de una afición que no merece el ridículo vivido a lo largo de la temporada.

Una temporada que llegaba después de la mejor etapa en la historia del club. Soñaban miles de hinchas rojiblancos con poner punto y final a un curso desastroso permaneciendo en la máxima categoría y poder enmendar los errores de cara al siguiente. Pero, les tocará seguir apoyando a su equipo en la categoría de plata.

Consumado el descenso tras el pitido final, la furia se desató sobre el palco. Poco resquemor se llevaron los futbolistas, hundidos sobre el césped y aguantando el tipo, abandonando incluso el terreno de juego bajo aplausos. Unánimes para Jorge Molina, el hombre que tuvo en sus botas la permanencia, el más afectado y, sin duda, quien menos merecía un desenlace así. Tuvo las agallas, a la salida del parking, de confirmar el mismo a la afición que lo seguirá intentando en Segunda vestido de rojiblanco horizontal.

 
 
(JOSÉ M. BALDOMERO)
(JOSÉ M. BALDOMERO)

“Directiva dimisión” y “Patricia vete ya” fueron los cánticos más escuchados tanto dentro del estadio como fuera de él. En los exteriores del mismo, la hinchada no escondía su frustración y tristeza, conscientes de lo que se ha perdido, o dejado perder. “Se lo han cargado todo en un puñetero año” decía un seguidor, todavía intentando asimilar lo ocurrido.

‘Los Cármenes’ fue una caldera, no durante noventa minutos, sino desde varias horas antes del encuentro. El recibimiento al equipo, como el de las citas grandes, rememorando los vividos ante el Athletic en Copa o el Manchester United en Europa League. En el interior, se hizo lo posible por llevar a los suyos en volandas, no dejando de apoyar ni un solo momento, hasta cuando las noticias llegadas desde Pamplona y Cádiz no eran positivas.

De nada sirvieron los ánimos, porque los que vestían de rojiblanco en el verde estaban negados anímicamente. Lo tenían en su mano, y no fueron capaces, ni de penalti, de hacer un gol. A esa distancia, tan pequeña y grande a la vez, se quedó la salvación.

Lágrimas de tristeza, de incredulidad, de miedo por lo que pueda ocurrir en un futuro cercano… Cada uno tenía mil motivos para llorar por el descenso de un club que no merece tal gestión como la protagonizada desde el verano pasado. Las mentes nubladas impedían ver un resquicio de esperanza de cara a lo que vendrá. Tampoco tenían motivos. Lo que sí saben es que pasará el tiempo, pasará la gente, jugadores y dirigentes. Pero ellos, allí presentes, animarán hasta la muerte.

 
 
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