CON TACO LARGO

V. Javier Capilla  |  30 de mayo de 2014
V. JAVIER CAPILLA (GRJ)
V. JAVIER CAPILLA (GRJ)

Como un huevo a una castaña

 

Fichaje de tronío para el banquillo del Nuevo Los Cármenes, tras tres años en Primera, la cúpula del club rojiblanco ha tirado de talonario para poner el proyecto deportivo en manos de un técnico de renombre en la Primera División española pero que, presumiblemente, impondrá su total capacidad de decisión en el aspecto deportivo. El potencial de liderazgo del utrerano Caparrós, junto con su faceta de imprimir el máximo nivel de exigencia a sus plantillas y sacar de este modo un altísimo rendimiento a jugadores no siempre de primer nivel, están más que demostrados en su trayectoria como técnico. Además, y esto les viene al pelo a los dirigentes con la inminente inauguración de la nueva Ciudad Deportiva del Granada CF, es un entrenador que se fija en la cantera y promociona a los jóvenes talentos sin miedo a encomendarles grandes responsabilidades. 

El salto de calidad en las expectativas del club y de ilusión para los socios quedan claros con esta contratación, todos están convencidos de que el equipo no tendrá que esperar a la última jornada para conquistar la salvación, cosa que desde estas líneas, y pese a que en el fútbol no hay nada escrito, doy casi por descontado.

Después de alabar con todo merecimiento la carrera y aptitudes del nuevo entrenador nazarí, también añadiré que su propuesta futbolística no es de las que más me gusta ni de las que más van a divertir a la parroquia granadina. Un modelo de juego basado en la defensa organizada, casi siempre priorizando contrarrestar las virtudes del rival respecto al protagonismo en el juego de su propio equipo, en el que la intensidad y la capacidad física siempre predominan ostensiblemente sobre el manejo del balón y el ataque elaborado.

A partir de aquí es donde empieza a cobrar sentido el título de este artículo… con la misma ilusión que todos los aficionados y socios del Granada CF ante un entrenador tan contrastado y con la misma admiración hacia Quique Pina y Juan Carlos Cordero que cualquiera que ha visto jugar al equipo en el 'San Francisco' de Loja hace menos de una década, me gustaría entender el criterio técnico con el que se pretendía ofrecer el mismo cargo, el mismo proyecto deportivo, la misma plantilla y la misma idea futbolística de futuro a Paco Jémez o Michael Laudrup que al finalmente contratado Joaquín Caparrós. Se parecen, efectivamente, como un huevo a una castaña.

Bajo mi punto de vista, es prácticamente imposible de explicar, a menos que nos pongamos a elucubrar respecto a que si lo que se buscaba realmente era un líder, independientemente de su propuesta futbolística y su modelo de juego, alguien que se haga respetar entre los múltiples grupúsculos y etnias del vestuario rojiblanco y un entrenador que, de una vez por todas, sea capaz de dar un puñetazo en la mesa del despacho presidencial o rechazar el tan comentado teléfono móvil que siempre amablemente ofrece el bueno de David Navarro, delegado del equipo y gerente de la entidad, en el transcurso de los partidos.

Esperemos que a partir de ahora la sensatez y el buen criterio futbolístico se instalen definitivamente en Granada, que la Ciudad Deportiva sea la base para los éxitos futuros del club y el proyecto de Pina cree poso entre nosotros aunque la idea futbolística de su flamante entrenador no sea para algunos la más sugerente. Me congratulo de volver a tener el tiempo necesario para escribirles y pronto regresaré con mi lista de futuribles altas y de probables bajas que cada verano sugiero, desde mi modesta opinión, para la próxima temporada. 

capilla@granadaenjuego.com

@CapillaJavi


 
 
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