MINUTO 28

Santiago Martos  |  4 de noviembre de 2015
Santiago Martos (GRJ)
Santiago Martos (GRJ)

Pardillitis

 

Esta vez no hubo árbitro al que cargar con parte de la culpa de lo que ha pasado, ni siquiera como atenuante. En esta ocasión el Granada se bastó él solito para volver a dejar escapar dos puntos de oro del estadio de Cornellá en un, otra vez,  inexplicable final de partido.

Nos hemos convertido en los pardillos de la competición, palabra usada en medios nacionales, locales y hasta en www.granadaenjuego.com, que define y resume a la perfección el papel que juega este equipo en los últimos partidos disputados donde habiendo sido superior al adversario de manera más o menos clara, yendo por delante en el marcador y aplicando con razonable rigor lo entrenado en la semana, es capaz de borrarse del terreno de juego de esa manera y dejar volar todo el trabajo hecho de la manera más pusilámine posible. Una nueva y habitual ya catarsis colectiva a la que tristemente nos estamos acostumbrando.

No es que el Granada esté brillando sobremanera frente a sus adversarios pero no es menos cierto que lleva una racha en la que, al menos, este equipo explota cada vez más sus virtudes y esconde sus defectos de juego. Va sabiendo anestesiar convenientemente a sus presas, dejándolos sin recursos efectivos conforme pasan los minutos aunque se pierda vistosidad, aunque nos parezca lejos esa propuesta de juego de toque y ofensivo que nos proponían a principio de temporada. También ha potenciado su "picadura", su "mordida", pues poco a poco el Granada genera más y más ocasiones en las que se pisa área, se dispara, se trabajan bien las contras, las jugadas a balón parado y se hace gol a pesar de esa falta de fluidez en el juego. Cada vez más nos vemos como un bloque, donde se palpa la solidaridad del conjunto en el trabajo, en el esfuerzo. Hay piña, propósito y actitud. Tenemos los ingredientes para un buen plato pero se nos quema la olla en todas las ocasiones.

Lo peor de todo es lo difícil que se está haciendo digerir todo esto semana tras semana, palo tras palo. Ya son las lágrimas las que salen para dar salida a esa tensión. Las debacles en los minutos finales son el resultado de una ingobernable presión por ganar que este equipo nunca supo reconducir y cuya magnitud está causando estragos mucho más allá de los puntos cosechados o de la propia posición en la tabla. Varias veces han sido ya las que Quique Pina y Cordero han planificado concentraciones en Marbella para cuando el equipo necesita un revulsivo y creo que es momento de otra escapada a la Costa del Sol. Este mal al que podríamos bautizar como pardillitis, necesita tratarse colectivamente donde el aislamiento del entorno es un factor muy positivo para el tratamiento y la recuperación del equilibrio.

@martosms


 
 
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