MINUTO 28

Santiago Martos  |  18 de abril de 2017
Santiago Martos (GRJ)
Santiago Martos (GRJ)
Pena penita pena…
 
Al son de la inmortal tonadillera andaluza deambula este Granada por la liga de las estrellas. “Pena penita pena”, cantaba la jerezana…”pena de mi corazón….” seguía. Y es que así nos late el músculo cardíaco a la afición granadinista. Apenados profundamente de tan lamentable espectáculo, del bochorno insoportable, del destrozo tan grande que se ha hecho en tan poco tiempo y del que, en un circense “aún más difícil todavía”, puede llegar a convertirse en hecatombe futbolera, si la entrada en barrena no se remonta la temporada que viene en la categoría de plata. Sólo de pensarlo se hace desolador.

Hemos llegado a uno de los puntos más delicados de la relación de una afición con su equipo y en el que coincido con muchos columnistas; el de la indiferencia. Aquí es donde el daño es complicado de reparar, donde da igual ocho que ochenta. Así lo vimos en Los Cármenes con el Celta cuando, a falta de veinte minutos, las gradas se vaciaban de público en un acto de impotencia total, de falta absoluta de sintonía en donde no pude evitar recordar mis años mozos en la salida del estadio aquel Play off de ascenso a 2ª el 25 de Junio de 2000 con el Murcia, donde las lágrimas de niños y mayores se mezclaban con la de banderas ardiendo y promesas dichas entre dientes de no volver nunca a dejarse engañar. No ha llegado la sangre al río, pero no pude evitarlo al ver aficionados hastiados a más no poder a los que no les quedaban ganas ni de pitar a los suyos en aras de intentar herirles el orgullo y amor propio y les hiciera, al menos, caer con dignidad.

El discurso optimista e informal previo del debutante entrenador inglés, sobrevalorando las posibilidades reales de las opciones que teníamos y de su posible capacidad psicológica para darle la vuelta al asunto, consiguió rearmar por enésima vez esta temporada las mermadas ilusiones por permanecer un año más en Primera División. Se disipó pronto. Un Celta lleno de suplentes, sólo hubo de esperar bien parapetado y ordenado los momentos oportunos de hincarnos bien el diente. El Granada sólo dio unos pocos atisbos de peligro en contadas arrancadas de algunos de sus peones. Un pobre bagaje para quien debía ganar y convencer de que siguieran creyendo en él. El partido acabó con los jugadores en el centro del campo por instrucciones de su míster en un acto de penitencia propio de esas fechas,…pero apenas pudieron oírse pitidos o reproches porque el grueso del público ya estaba abandonando presto las instalaciones del Zaidín.

El presidente del Granada debe meditar seriamente qué quiere y hasta dónde quiere llegar con la entidad rojiblanca. Los temores de un segundo desplome el año que viene a segunda B no dejan de rondar la cabeza de todo granadinista. Aunque pueda parecer descabellado pensar eso, sólo ha de revisarse, del verano hacia acá, el cúmulo de despropósitos, errores, improvisaciones y derivaciones que nos ha llevado virtualmente a segunda, tan sólo ya en espera de la fecha de confirmación. Si no lo tiene claro mejor que venda y se vaya.

@martosms


 
 
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